dilluns, 16 de setembre del 2013

El decrecimiento y la oferta de dinero en un mundo con escasez de energía


Ecological Economics 84 (2012) 187-193
El decrecimiento y la oferta de dinero en un mundo con escasez de energía
Richard Douthwaite *
Cloona, Westport, Co.Mayo, Irlanda
Traducción N.C.

Sumario

El decrecimiento ocurrirá tanto si los gobiernos quieren como si no. A medida que  los combustibles  fósiles se agoten, los ingresos se van a reducir a la par que  el suministro de energía. Dicho  decrecimiento puede ser imprevisto y catastrófico o bien gestionado y relativamente benigno. Este trabajo sostiene que son esenciales tres herramientas para evitar que el  decrecimiento se convierta en un  colapso catastrófico. Estas son: (1) un sistema para compartir los beneficios del uso de los combustibles fósiles cada vez más escasos, (2) nuevas formas de financiar las empresas y (3) la introducción de las monedas regionales y locales libres de deuda.

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Los países más ricos del mundo no tienen la opción de que sus economías crezcan o o decrezcan. El declive en el suministro de energía fósil  forzará decrecimiento lo quieran o no, y su única elección  será sobre la forma en que maneja  la contracción. El lamentable estado de la economía mundial actual es un leve anticipo de lo que está por venir si se toman las decisiones equivocadas.
Como en  este documento se explica, la actual crisis financiera fue causada por la incapacidad de los productores de petróleo para satisfacer una creciente demanda global. El suministro de petróleo mundial se ha estancado desde el 2004 debido a que los productores  han sido incapaces de abrir nuevas fuentes con más rápidez  que el declive de la producción de sus campos más viejos. Su incapacidad surge porque el petróleo es cada vez más difícil de encontrar y extraer. BP no habría intentado perforar  su desastroso pozo a  1.600 metros bajo la superficie del Golfo de México si hubiera tenido mejores opciones. Las crecientes dificultades de producción significan que pronto comenzará  el descenso del suministro de petróleo y que, mes a mes, el descenso acelerará  su ritmo.
Aunque la producción de carbón y el gas sigue aumentando todavía, su suministro comenzará también a contraerse dentro de  pocos años. Un analista canadiense, Paul Chefurka1, estima que la producción de gas  alcanzará su punto máximo en unos 15 años y la del carbón cinco años mas tarde. No espera que el suministro de energía renovable y de energía nuclear se expanda lo suficientemente rápido como para compensar  su declive y, como resultado, cree que la oferta total de energía de todas las fuentes para la humanidad comenzará a disminuir a partir de 2025. Una estimación similar2 del suministro mundial de energía se había calculado en el informe británico Cero Carbón 2007. Este mostraba un descenso suave de la producción a partir de 2010 y una caída más brusca a partir de 2025. Del mismo modo, las previsiones más recientes del  geólogo  especialista en  gas y petróleo  Colin Campbell, uno de los fundadores de la Asociación para el Estudio del Pico del Petróleo ASPO, indican que la cantidad total de energía disponible a partir de la producción de petróleo y gas disminuirá ligeramente desde  ahora hasta el año 2020 y luego comenzará un descenso más rápido.


La disminución prevista por Chefurka se muestra en el Gráfico 1a, que también indica que se espera un crecimiento muy pequeño en el total del suministro de energía antes de comenzar el descenso. Esto significa que habrá un incremento muy pequeño de los ingresos mundiales en la próxima década. El gráfico 1b muestra por qué va a suceder así, ya que demuestra la estrecha relación entre los cambios en la oferta mundial de petróleo, el suministro total de energía primaria y el producto mundial bruto, PMB. En consecuencia, dado que el suministro mundial de energía primaria en realidad empieza a declinar, debemos esperar que los ingresos y la producción mundial también  declinen. El decrecimiento va a suceder. Por lo tanto, el desafío al que se enfrentan los gobiernos es cómo deberán gestionar esa caída para evitar que se convierta en tan caótica que los sistemas económicos de los que nuestras vidas y nuestros medios de vida dependen,  colapsen porque la energía y otros recursos necesarios para poder adaptarse a niveles mucho más bajos de consumo de energía ya no están disponibles4.


Un análisis de las causas de la actual crisis financiera puede proporcionar importantes conocimientos sobre los cambios que deben hacerse en los servicios financieros y los sistemas monetarios para evitar que el descenso sea caótico. Miremos primero la relación entre la oferta monetaria y la energía. El sistema monetario actual emite dinero a través de la deuda bancaria. Si el banco concede a alguien  un préstamo para comprar algo, en el momento en el que la cuenta del proveedor se acredita con los fondos prestados y la cuenta del prestatario se carga, se crea nuevo dinero en la cuenta del proveedor y se equilibra con una deuda de igual valor pero de signo negativo en la cuenta del comprador. El nuevo dinero será retirado gradualmente de la economía a medida que  el prestatario devuelve la deuda al banco.

Hasta hace poco, si la cantidad de dinero en circulación aumentaba porque los bancos aprobaban nuevos préstamos más rápidamente que la amortización de los antiguos, el valor de ese dinero de nueva creación  se respaldaba con la mayor cantidad de energía que se podía producir a partir de las fuentes de combustibles fósiles. Esto dio lugar a largos períodos en el que el precio de la energía se mantuvo estable en términos monetarios, períodos en los que solo se produjeron  rupturas cuando el suministro de energía se limitaba artificialmente. Las bruscas subidas del precio del petróleo  como resultado de las restricciones al suministro de la OPEP entre 1973   y 1979 son un buen ejemplo de los efectos de las restricciones de oferta que destruyeron la relación entre el dinero y el suministro de energía.

Los bancos comerciales aumentaron sus préstamos a partir de septiembre 2004, poniendo así cada vez más dinero en circulación. La oferta plana del petróleo comportaba que su precio subiese cada vez más, arrastrando con él los precios del gas, del carbón, los alimentos y otros productos. Los bancos centrales de los países ricos se mantuvieron indiferentes a estos aumentos de precio debido a que el coste general de la vida se mantuvo estable. En parte, esto se debía a la gran cantidad de productos manufacturados baratos importados que fueron entrando en la  economía de los países ricos procedentes de China y en otros lugares, pero la razón principal fue que gran parte del dinero creado a través de los préstamos de los bancos comerciales estaba siendo invertido en activos como propiedades y acciones que no se tienen en cuenta en  los índices de precios al consumo examinados por  los bancos centrales. El resultado fue que permitieron que el crédito bancario y la oferta de dinero – y deuda – aumentase cada vez más. La única inflación inducida importante fue en el precio de los activos, muy bien aceptado por la mayoría de la gente que  se sentía como si se estuviese enriqueciendo. Los bancos comerciales también estaban satisfechos con los altos precios de los activos porque sus préstamos se veían respaldados por una garantía cada vez más valiosa. Lo que los  bancos centrales no comprendieron, sin embargo, fue que su incapacidad para frenar los préstamos comerciales de los bancos significaba que habían roto el vínculo crucial entre el suministro de energía y el dinero. Esta ruptura dañó el sistema económico severamente. El rápido aumento de los precios de la energía y las materias primas que resultó de la oferta monetaria sin restricciones significaba que cada vez  más dinero tenía que salir de los países consumidores para pagarlos. El problema consecuente fue que una gran parte del dinero que había salido de los países consumidores no volvía  a ellos en la forma en que salía. Salía como un ingreso y volvía como capital. Esta es la explicación: Si compro gasolina para mi coche y parte del precio va a Arabia Saudita, sólo podré comprar gasolina de nuevo durante los años siguientes si el dinero saudí retorna cada  año hacia  la economía de donde vienen mis ingresos. El retorno puede ser de dos maneras, una de las cuales es sostenible, la otra no. La forma sostenible consiste en que los saudíes gasten de nuevo el dinero comprando  bienes y servicios de mi país o de países de los que mi país no importa más de lo que exporta. De esta manera, el dinero volverá  a mi país como un ingreso. La forma insostenible ocurre cuando los saudíes retornan el dinero en forma de préstamo, regresando como capital. Su préstamo permite a mi país continuar comprando petróleo  pero sólo a base de aumentar cada vez más  la deuda.

Como se muestra en el gráfico 2, un incremento masivo en el flujo de ingresos desde  las economías de los clientes durante los años de auge, se convirtió en capital y fue prestado o invertido en mercancías de las economías de los consumidores  más que gastarse de nuevo en ellas5. Sin embargo, antes de que el dinero del préstamo se pusiese a disposición de la gente para comprar de nuevo gasolina u otros artículos, al menos alguien tuvo que pedirlo prestado y gastarlo de una manera que lo convirtiese de nuevo en un ingreso. Fueron necesarios gran cantidad de préstamos y représtamos antes de que  la suma total regresara  a los bolsillos de la gente. Por ejemplo, los préstamos para comprar casas existentes no son particularmente buenos para  la creación de ingresos mientras que los préstamos para construir obra nueva sí lo son. Ello se debe a que la mayor parte del préstamo para la compra de una casa existente va al propietario que la vende, aunque una pequeña parte irá destinada como ingreso al agente inmobiliario y a los abogados. El vendedor  puede poner el pago como  depósito en un banco, el cual  deberá ser prestado de nuevo por una cantidad superior  para convertido en ingresos. O puede ser invertido en otra propiedad existente, por lo que alguien más tomará el capital y lo depositará en  un banco que lo prestará. Un préstamo para una nueva casa, en cambio, financia todos los salarios pagados durante su construcción por lo que una gran parte se convierte en ingresos. El auge de la construcción en Irlanda fue por lo tanto una forma muy eficaz de conseguir el dinero que el país había gastado en exceso  en el extranjero y que luego había pedido prestado de nuevo convirtiéndolo en ingresos en los bolsillos de la gente. El endeudamiento externo directo por parte de  los gobiernos para pagar  los salarios del sector público es todavía una forma más efectiva de convertir una entrada de capital en renta.




Gráfico 2. Los países ricos han pedido prestado masivamente a los países ”en desarrollo” y “en transición” durante los últimos diez años. Este gráfico muestra el flujo neto de capital. Los fondos  prestados venían principalmente de los ingresos de exportación de energía y de materias primas.  Fuente:  World Situation and Prospects 2010, publicado por la ONU.

De aquí podemos concluir que un país que presenta un déficit comercial de bienes y servicios durante varios años se encontrará con que sus empresas y los individuos estarán altamente  endeudadas debido a que habrá sido necesaria la creación de una densa red de  deuda  en ese país para conseguir que el poder adquisitivo perdido como resultado del déficit regrese de nuevo a manos de todos. Esta es exactamente la razón por la que el Reino Unido y los Estados Unidos están experimentando la crisis de la deuda. Los EE.UU. sólo ha tenido superávit comercial durante  un año, y  pequeño, desde 1982 y el Reino Unido no ha tenido ninguno en absoluto desde 1983.

Las deudas contraídas por los países con déficit de cuenta corriente eran de dos tipos: las originales adeudadas en el exterior y las de las sucesoras, de mayor valor y  adeudadas en casa en forma de préstamos basados en  deuda extranjera que se convertía en ingresos. La deuda interna - es decir, la deuda contraída por el Estado o el sector privado con los residentes del mismo país – es una carga mucho menor que  la deuda externa, pero aun así perjudica todavía a un país al deteriorar su competitividad.  Lo hace a pesar de que el pago de intereses de la deuda implica un coste real mucho menor para el país ya que la mayoría de los pagos no son más que  transferencias de un residente a otro. (El resto del pago consiste en los honorarios al sector de los servicios financieros. El aumento de endeudamiento ha asegurado una gran parte de su crecimiento reciente.)

La deuda interna es perjudicial ya que un país con un mayor nivel de deuda en relación con su PIB tendrá  mayores costos que un país competidor con menor deuda interna. Esto es debido a que, a igualdad de  tasas de interés en ambos países, las empresas del país más endeudado tendrán que permitir una carga de intereses más elevados por unidad de producción que las del otro país a la hora de calcular sus costos de operación y los precios. Estos costes  adicionales afectan a la competitividad nacional  exactamente de la misma forma en que lo hacen los salarios más elevados. De hecho, son los salarios de los que un marxista llamaría la clase rentista, una clase a la que pertenece cualquiera que, directa o indirectamente, tenga un ahorro que devenga intereses. Por tanto, el banco central de un país  debe publicar las cifras anuales de la deuda nacional en relación a los ingresos para el mercado interior (Gráfico 3).



Gráfico 3. La deuda de los países ricos ha crecido notablemente en los últimos diez años debido a la cantidad de préstamos generados por los flujos de capital procedentes de las naciones productoras de  energía fósil – y materias primas- se utilizó para inflar las burbujas de los activos. Las economías emergentes, por el contrario, invirtieron el dinero prestado en el aumento de la producción. Como resultado, su  deuda / PIB disminuyó. Fuente: The Economist.

El aumento de la deuda de la mayor parte del mundo se concentra en los países mas ricos . Su ratio de deuda respecto al PIB se ha más que duplicado, mientras que en las llamadas "economías emergentes" la relación deuda-PIB ha disminuido. Esta diferencia se puede explicar mediante la adaptación de un ejemplo dada por Peter Warburton en su libro de 1999, Deuda y engaño. Supongamos que yo extraigo €1000 de mi línea de crédito del banco para comprar una mesa de comedor y sillas. La tienda de muebles utiliza la mayor parte de su margen de venta para pagar al personal, el alquiler, la luz y la calefacción. Digamos que eso cuesta € 250. La mayor parte del resto de mi pago lo utiliza para comprar nuevo stock, por ejemplo, 700€.  La fábrica a la cual él hace el pedido  adquiere la madera y paga sus costos  y  salarios. Pongamos que cuestan € 650, pero ya que la madera viene de extranjero, € 100 de los 650 € salen fuera de la economía de mi país. Y así podría seguir observando después de cada nuevo pago cómo se iría  gastando  y regastando hasta que todos los euros que yo había pagado, finalmente se habrían ido al extranjero. La pagos que se hicieron a las empresas y personas que viven en mi país como resultado de mi préstamo de 1000 € contribuyeron a su renta nacional. Si sumamos sólo los que he mencionado aquí,  € 1.000 + € 250 + € 700 + € 550,  podemos ver que el PIB de mi país se ha incrementado en € 2500 como resultado de la la deuda de 1.000 € que contraje. En otras palabras, la relación deuda-PIB fue del 40%.

Ahora supongamos que en lugar de la compra de muebles, invierto mi dinero prestado en la compra de acciones de una persona que ya disponga de ellos, en lugar de una nueva emisión. De los € 1.000 que pago, sólo los agentes de comisiones y los impuestos terminan como ingreso de nadie. Digamos que la cantidad suma 100 €. Si es así, la relación deuda-PIB es de 1.000% (Gráfico 4).



Gráfico 4. Debido a que los préstamos se han invertido principalmente en la compra de activos
en lugar de en capacidad de producción, cada aumento del endeudamiento en los EE.UU. ha hecho aumentar cada vez menos  la renta nacional. El debacle más reciente de endeudamiento - para rescatar  al sistema bancario - logró realmente rendimientos negativos, ya que no fue capaz de detener la  contracción de la economía. Gráfico elaborado por Christopher Rupe y Nathan Martin con EE.UU. Hacienda cifras de fecha 11 de marzo de 2010.
Fuente: http://economicedge.bIospot.com/2010/04/guest-ost-and-more-on-most-important.html.

Así que una razón por la que la carga de la deuda ha crecido en los países "ricos" y ha caído en los "emergentes" es la forma en que se ha utilizado esta deuda. Como que los sectores manufactureros de los países más ricos generalmente no fueron aumentando su producción sino que, en muchos casos,  esta se encontraba en declive, una mayor proporción del dinero prestado en algunos de estos países se destinó a la compra de activos, haciendo subir sus precios, cosa que no ocurrió en los más pobres. A partir de un  cierto punto, en los países consumidores de activos, fue má el aumento del precio de estos activos lo que hizo atractiva su compra, quela renta que se podía ganar de ellos. Las rentas se convirtieron en insuficientes para pagar los intereses sobre el valor teórico de mercado de la propiedad, mientras que en el mercado de valores, la relación precio-beneficio se elevaba cada vez más.

En 2007, la carga impuesta a la economía real por la necesidad de soportar  los precios de los activos y los niveles de deuda que comportaban se hicieron  demasiado grandes. Los países mas ricos que habían estado funcionando con déficit en la balanza de pagos en sus cuentas corrientes descubrieron que el pago de los altos precios de la energía y de los materias primas más el interés de su aumentada deuda externa, además de los pagos de transferencia requeridos en sus pagos de la deuda interna, eran demasiado. Los prestatarios mas débiles, los que tenían hipotecas sub-prime en EE.UU., se encontraron en la imposibilidad de pagar los cargos más altos de energía y servicio de sus préstamos. Y, ya que muchos de estos préstamos habían sido titulizados y vendidos fuera a los bancos de todo el mundo, su valor como activo se puso en cuestión. Los bancos temieron que los pagos que les debían otros bancos podrían no llegar si otros  se declararan insolventes debido a sus pérdidas en esos activos dudosos.  Esto hizo difícil los pagos interbancarios y el sistema internacional de transferencia de moneda casi se vino abajo.

Todos los valores de los activos cayeron tras el pánico. Las cifras de los mercados de valores mundiales muestran que el FTSE-100 perdió 43% entre Octubre de 2007 y febrero de 2009 y que el Nikkei y el S & P 500 perdieron el 56% y 52%, respectivamente, entre mayo y junio de 2007 y su valor inferior se observó  también en febrero de 2009. Todos los tres índices han recuperado desde entonces parte de su valor anterior, pero esto es debido sólo a que los inversores consideran que los ingresos se van a recuperar, aumentando así  la capacidad de la economía para pagar las deudas y mantener los precios de los activos. Serían mucho menos optimistas sobre los precios futuros si reconocieran que, en el medio plazo al menos, la escasez cada vez mayor de energía significará que los ingresos caerán  en lugar de aumentar.

Varias conclusiones se pueden extraer de este análisis, pero en este artículo  voy a concentrarme en tres.

1. No se llegará a permitir que los precios conseguidos por los productores de energías fósiles aumenten tanto que haga necesario que estos presten de nuevo  grandes cantidades a sus clientes como consecuencia de que  su creciente deuda desestabiliza sus economías.

2. El sistema de creación de dinero basado en la deuda no puede funcionar si cada vez menos cantidad de energía va a estar disponible y en consecuencia los ingresos vayan cayendo de manera que estos sean  inadecuados para respaldar la deuda. Hay que encontrar por tanto, nuevas formas de emisión de dinero.

3. También van a ser necesarias nuevas formas de endeudamiento y financiación, ya que, como los ingresos se reducirán y se podrá utilizar menos energía, las tasas fijas de interés impondrán  una carga cada vez mayor.

Vamos a discutir esto por orden.

1. Limitar el precio pagado a  los productores de combustibles fósiles

 Cuando el precio sube porque algo es escaso, los economistas denominan "renta de escasez" al dinero adicional que los productores ganan de más, por encima de su coste de producción. Si la economía mundial se recupera y los precios del petróleo vuelven de nuevo a subir mucho se necesitará  encontrar una manera  para evitar que el  dinero que sale de un país como ingreso regrese como capital. Esto significa que se tendrá que encontrar un sistema que  capture la mayor parte de la renta de la escasez  y la distribuya como ingresos en lugar de tener que terminar como capital de un fondo soberano.
“Cap and Share” (limitar y distribuir), un método de reducción de las emisiones de combustibles fósiles ideado por Feasta, think-tank con sede en Irlanda6, sería un buen sistema de captura de la renta de escasez. Se trata de la colocación de una cantidad anual límite global y decreciente de toneladas de CO2 emitido por los combustibles fósiles y la asignación anual de una gran parte de este tonelaje a cada habitante del planeta de manera equitativa. Cada año, al recibir los permisos anuales, cada individuo  los vende a un banco u oficina de correos por el precio al que valen el día de la venta, del mismo modo en que vendería moneda extranjera. Los compradores reunirían el tonelaje comprado y lo repartirían en bloques para  venderlos a su vez a los productores de combustibles fósiles que necesitarían adquirirlos  para cubrir las emisiones de su producción anual.

Los permisos, obviamente, tienen que ser más escasos que el la oferta de combustible para poder capturar la renta de escasez y a medida que fuesen distribuyéndose por todo el mundo, no sólo el dinero que se  recuperase seria gastado  como ingreso sino que además, las personas más pobres del mundo  podrían, aún, comprar alimentos y combustible a medida que el precio subiese. Esto es importante porque si la distribución de la energía fósil se dejase en manos  del mercado, sólo los ricos serían capaces de comprarla, así como los alimentos producidos y distribuidos con ella. Si los pobres se viesen empujados a crear disturbios como consecuencia, contribuirían a una ruptura caótica. Es improbable que la ONU adopte “Cap and Share” porqué en las negociaciones climáticas se está siguiendo una via muy diferente. Sin embargo, algo  parecido a “Cap and Share” podría ser promovido por el G-20, que podría crear un organismo especial,  llamémoslo “La Fundación Clima Global” (FCG). Aparentemente, la Fundación serviría para gestionar las emisiones de CO2 pero, en realidad, su función sería la de asignar el uso de combustibles fósiles en todo el mundo y por lo tanto evitar la competencia excesiva por dichos combustibles, causando la ruptura de la economía mundial.

En efecto, la Fundación Clima Global sería un intercambiador de compradores de energía  que tendría que conseguir que la mayor parte de países consumidores de energía se uniesen para maximizar su poder de negociación. Intentaría que los países se inscribieran al garantizarles una participación en el cártel (conjunto de organizaciones convenientemente reunidas para formar un monopolio) de los ingresos en función de su población.

La legitimidad de la Fundación vendría de su papel en el clima más que de su carácter económico. Teniendo el mejor asesoramiento científico, debería decidir sobre la velocidad a la que tendrían que disminuir anualmente las emisiones de los combustibles para evitar  una catástrofe climática. Dado que muchas propuestas para la estabilización del clima calculan reducciones del CO2 de las emisiones de los combustibles fósiles entre un 80% y un 100% en el 2050, la Fundación podría decidir que se requiere una tasa anual de reducción de alrededor del 6%. Este valor no se aleja mucho de la velocidad a la que la producción de petróleo puede caer7.

Cada año, la Fundación subastaría los derechos de la cantidad máxima de CO2 producida por los combustibles fósiles que habría decidido que se podrían liberar aquel año. Estos derechos serían comprados por los productores de combustibles fósiles que tendría que adquirir suficientes permisos para cubrir las emisiones de los combustibles que planeaban vender. La Fundación tendría un cuerpo de inspectores que visitarían las  empresas petroleras,  gasísticas y de carbón para asegurar que sus ventas concordasen con el número de permisos que habían comprado. La Subastas anuales dejarían a la Fundación una gran suma de dinero en efectivo y se producirían luchas políticas durante el período en que la Fundación establecería  su distribución. Los contendientes serían:

1. Pagos compensatorios por los mayores precios de la energía.
2. Una cuota  de mantenimiento del carbono para proteger las reservas de carbono del suelo y los bosques.
3. Un fondo de solidaridad para las comunidades especialmente afectadas por los perjuicios del cambio climático o por la transición a la energía sin carbono.
4. Capital de inversión para el desarrollo de energías renovables.
5. Los gastos de funcionamiento de la misma Fundación Clima Global.

Demos un vistazo a los cuatro primeros.

1. Pagos compensatorios. Los productores de combustibles fósiles tendrán que trasladar los costes de los permisos que han comprado a sus clientes. Como el suministro de permisos es cada vez más difícil, su precio, y por lo tanto el precio de los energía, subirá arrastrando con él el precio de los alimentos y otras necesidades. La gente tendrá que ser compensada por estas subidas en algún nivel básico ya que, si de lo contrario, toda la regulación se dejase en manos de los mercados, los pobres llegarían a situaciones de  frío y hambre. Sin embargo, la compensación básica nunca podría ser suficiente como para cubrir el aumento del coste de la vida de las personas cuyo estilo de vida deriva de la utilización directa o indirecta de una gran cantidad de energía. Este grupo, que se compone de las personas más ricas de cada país, se encontrará que inevitablemente su coste de vida subirá más que el pago compensatorio.

2. Cuota de mantenimiento del carbono. Los altos precios de la energía pondrían una presión adicional sobre los bosques y los pastos del mundo. A menos que estos se protegieran, acabarían sucumbiendo a la producción de biocombustibles y se liberarían cantidades masivas de dióxido de carbono como resultado del  cambio de uso del suelo. Esto ya está sucediendo en Indonesia, donde se calcula que cuando  la selva que crece en turberas se elimina  para producir aceite de palma, la cantidad de dióxido de carbono liberado por la quema del aceite de palma en substitución del diesel será  tan grande que se tardará más de un siglo para recuperarlo de nuevo8. El pago de la Cuota de Mantenimiento del Carbono (CMC) para premiar a los países que mantienen el carbono almacenado en los suelos y los pantanos y en las plantas que crecen en ellos es, por lo tanto, una parte esencial de cualquier método para limitar las emisiones de CO2 de los combustibles fósiles. En virtud de los acuerdos de la FCG, se pagaría anualmente una pequeña cantidad por cada tonelada que el país en cuestión hubiese mantenido intacta. Con esta medida se cubriría el coste de oportunidad que el país soporta al abstenerse de darle a las tierras en cuestión un uso más rentable. Sin embargo, si el tonelaje tutelado decrece, el país responsable tendría que comprar permisos de emisión especiales para cubrir la cantidad de carbono implicada. Por otro lado, si un país aumentase la cantidad de carbono en su biomasa y suelo, obtendría un precio  especial de permiso por cada tonelada de CO2 fijada.

3. El fondo de solidaridad. La población de algunas partes del mundo está especialmente afectada por los efectos del cambio climático - Bangladesh y las Maldivas están amenazadas por la subida del nivel del mar, por ejemplo. Otras comunidades pueden necesitar hacer ajustes excepcionales para hacer frente a los niveles mucho más bajos de combustibles fósiles. Todo los países, ricos y pobres, podrían reclamar los dos tipos de ayuda de este fondo.

4. Inversión en Energía. Habría muchas convocatorias anuales de la Fundación para utilizar cantidades importantes del dinero ingresado anualmente  para financiar el desarrollo de fuentes de energía sin carbono y probablemente se crearía un fondo internacional para conceder préstamos para proyectos multinacionales y a los gobiernos nacionales para inversiones en energía. Sin embargo, también es importante que las comunidades y las familias puedan hacer inversiones en energía y, en un mundo ideal, parte de los ingresos de la Fundación se destinarían a este propósito.

Después de mucho regateo y alegaciones  especiales, probablemente se requeriría a la Fundación para que pagase parte del dinero colectado anualmente a cada uno de los habitantes del planeta en una base equitativa  per cápita para compensar los mayores costes en alimentos y energía tal como sucedería en la propuesta de Feasta de “Cap and Share”. La mayor parte de dinero restante iría a los gobiernos bajo los capítulos de Cuota de mantenimiento del carbono, Fondo de solidaridad e Inversiones en Energía. El resto se utilizaría para financiar las operaciones de la  Fundación que incluirían programas para hacer frente a otros gases causantes del efecto invernadero distintos del CO2.

Los productores de los combustibles tendrían que ponerse de acuerdo para trabajar con la Fundación, por supuesto, y el incentivo para hacerlo sería que aunque su producción se fuese reduciendo cada año, el precio al que se la pagarían  se incrementaría para mantener sus ingresos. Los negociadores del cártel argumentarían que el precio que los productores obtuviesen no podría ser menor que la media del precio que hubiesen recibido en condiciones de libre mercado en el que después de períodos cortos de precios muy altos les seguirían largos períodos de bajos precios como consecuencia de la debilidad económica causada por la subida de precios. Una tercera ventaja sería que las inversiones que los productores hiciesen en las economías de sus clientes serian mejores que las realizadas  en condiciones de libre mercado.

2. El final de dinero basado en deuda

La producción en la economía actual se ve fuertemente impulsada por el alto  consumo de energía. Si en el futuro cada vez va a ser menor el nivel de energía disponible, la producción media por persona  disminuirá y los ingresos reales caerán. La disminución de ingresos conllevará que la deuda cada vez sea más difícil de pagar, creándose una resistencia tanto a prestar como a pedir prestado. Durante varios años en el período del declive energético, el suministro de dinero se contraerá ya que las antiguas deudas se pagan más rápidamente que la velocidad a la que se contraerán nuevas deudas, destruyéndose así el dinero creado cuando se contrajeron  las deudas antiguas. Esto hará que sea cada vez más difícil para las empresas el comercio y el pago a los empleados. Las empresas también tendrán más problemas para pagar impuestos y el servicio de sus deudas. Abundarán las deudas incobrables y las quiebras y la economía monetaria se romperá.

Los gobiernos tratarán de dirigir la ruptura con las herramientas que se están utilizando en la actual crisis crediticia - producir dinero de la nada con la flexibilización  cuantitativa (quantitative easing). Hasta ahora, el dinero QE que se ha introducido, que podría haber sido distribuido libre de deuda, se ha trasferido a los bancos a tasas de interés muy bajas con la esperanza de que estos reanudaran los préstamos a la economía real. Pero esto no está sucediendo a ninguna escala debido al alto grado de incertidumbre entre los potenciales prestatarios. Hay muy pocas áreas en las economías de los países ricos donde las personas pueden invertir el dinero prestado y estar razonablemente seguras de ser capaces de devolver el crédito.

Por tanto, va a tener que encontrarse alguna manera mejor de obtener dinero sin deuda en la economía real. En el diseño de dicho sistema, la primera pregunta que hay que plantearse es "¿Son los gobiernos los agentes adecuados para crearlo?. "El valor de cualquier moneda, incluso aquellas respaldadas por oro o algún otro producto, es creado por sus usuarios. Esto se debe a que cualquier persona sólo estará dispuesta a aceptar el dinero de otra si sabe que alguien más aceptará el suyo. Cuantas más personas acepten el dinero y cuanto mas amplia sea la gama de bienes y servicios que se ofrezcan a cambio, más útil y aceptable será la moneda. Si un gobierno y sus agencias aceptan este dinero, aumentará mucho más su valor.

Dado que los usuarios dan valor al dinero se deduce que debería ser emitido por ellos y que el sistema monetario funcionaria en su nombre. El gobierno sería un importante usuario pero la moneda no debería funcionar enteramente en su propio interés  a pesar de que, naturalmente, pretendería actuar en nombre de la sociedad en su conjunto y, por lo tanto, de los usuarios. La experiencia del pasado con monedas emitidas por los gobiernos no es alentadora debido a que crear-dinero-y-gastar ha parecido siempre políticamente preferible a recaudar-y-gastar y los resultados han sido algunas inflaciones espectaculares que han socavado la utilidad de alguna moneda. Por lo tanto, al menos sería necesario que se estableciera una autoridad monetaria independiente para determinar la cantidad de dinero que un gobierno debe permitirse crear y pasar a la circulación de mes en mes y, en ese caso, las atribuciones de la comisión podrían incluir fácilmente una cláusula en el sentido de que se debería tener en cuenta los intereses de todos los usuarios al tomar sus decisiones.

Esto plantea otra cuestión de diseño. "la nueva moneda debería  circular por todo el territorio nacional o sería mejor tener un conjunto de sistemas regionales?" A las diferentes partes de cada país va a irles de forma muy diferente a medida que disminuya el uso de energía. Algunas serán capaces de utilizar sus recursos locales de energía para mantener un nivel de prosperidad, mientras que otras se encontrarán con que tienen pocas fuentes de energía propia y que el coste de la compra de energía del exterior los  empobrecerá. Si ambos tipos de regiones utilizan la misma moneda, los más pobres se encontrarán en la imposibilidad de devaluar para mejorar sus exportaciones y reducir sus importaciones. Su pobreza persistirá tal como ha ocurrido en Alemania del Este, donde los problemas creados por la decisión política de desechar el  Ostmark y negar a los alemanes orientales la flexibilidad que necesitaban para alinear su economía con la occidental han dejado cicatrices en la actualidad.

Si las monedas regionales hubieran estado en funcionamiento en Gran Bretaña en los 1980 cuando Londres experimentó el gran auge mientras que la economía de Norte de Inglaterra sufría viendo que sus minas de carbón y la mayoría de sus industrias pesadas se cerraban porque eran poco competitivas, la brecha Norte-Sur que se originó podría haberse evitado. La libra del norte de Inglaterra se podría haber dejado devaluar en comparación con la de Londres, salvando a muchas de las empresas que se vieron obligadas a cerrar. Del mismo modo, si Irlanda hubiese introducido monedas regionales durante el breve período en que tuvo la soberanía monetaria, un punt Connacht (antigua moneda irlandesa)  habría creado más oportunidades de negocio en el oeste de Shannon si hubiera tenido un valor inferior al de su homólogo de Leinster.

Las monedas sin deuda no se deben planear a nivel nacional o, peor aún, multinacional como el euro. La UE reconoce 271 regiones, cada una con una población de entre 800.000 y 3 millones en sus 27 Estados miembros. Si todos ellos tuviesen su propia moneda, la isla de Irlanda tendría tres y Gran Bretaña 36, cada una de los cuales podría tener un tipo de cambio flotante con una moneda de referencia común europea y así con todas las demás. Si se considera deseable que el euro continúe, podría hacerlo como moneda de referencia para todas las monedas regionales y su autoridad monetaria independiente podría ser el Banco Central Europeo. En este caso,  el euro dejaría de ser la moneda única para ser simplemente una moneda  compartida.

Las ventajas de las monedas regionales podrían ser enormes:

1. dado que cada moneda seria creada por sus usuarios en lugar de tener que ser ganada o prestada desde el exterior, debería tener siempre la liquidez suficiente para que pudiese continuar un alto nivel de comercio dentro de la región. Esto diluiría los efectos de los problemas monetarios de otros lugares.

2. El comercio regional se vería favorecido porque el dinero necesario para ello sería más fácil de obtener. Se desarrollaría una economía regional fuerte e integrada, construyéndose así la resiliencia de la región a los shocks externos.

3. A medida que el volumen de comercio regional creciese, el señoreaje proporcionaría a la autoridad regional de una capacidad de gasto adicional. Idealmente, esto se utilizaría para proyectos de capital.

4. Los niveles de deuda de la región serían más bajos, lo que supondría un menor coste de estructura. Gran parte del dinero utilizado se crearía libre de deudas.

Cabe señalar que algunos autores sobre los sistemas monetarios, Thomas Greco por ejemplo9, no creen que el dinero sin deuda sea posible. Su punto de vista es que cualquiera que  emita el dinero en cuestión debe garantizarlo de alguna manera si tiene que tener un valor. La historia muestra que esto no es correcto. Nadie necesitó estar en deuda o dar algún tipo de valor garantizado cuando el wampum, cinturón hecho con conchas blancas y negras utilizado como dinero por varias tribus indígenas en la Nueva Costa de Inglaterra, en los siglos 17 y 18, entró en circulación. Fue suficiente que la oferta de cinturones estuviese limitada por la enorme cantidad de tiempo requerido para recoger las conchas y ensamblarlas, especialmente porque los agujeros se tenían que hacer en las conchas con la tecnología de la Edad de Piedra, taladros con punta de cuarzo. La persona que aceptaba un cinturón wampum en un trato comercial lo hacía porque él o ella sabían que alguien más podría aceptarlo también y a cambio ofrecer bienes y servicios. Se podrían dar muchos otros ejemplos de moneda sin deuda.

Además de las monedas regionales, las monedas creadas por sus usuarios necesitan establecerse de forma más local para proporcionar una vía para que la gente intercambie su tiempo, su energía humana, sus habilidades y otros recursos sin tener que ganar primero su moneda regional. Uno de los modelos más conocidos y más exitosos es la Hora Ithaca, un sistema monetario pionero creado por Paul Glover en Ithaca, Nueva York, en 1991, en respuesta a la recesión del momento. La Hora  Ithaca es principalmente una moneda sin deuda ya que la mayor parte de su  papel moneda en circulación se da o se gana aunque también se realizan algunos pequeños préstamos comerciales sin intereses. Un comité controla la cantidad de dinero que va a utilizarse. En la actualidad, los nuevos participantes pagan $ 10 para unirse y se les da publicidad en un anuncio que aparece en la directorio del sistema. Se les da, también, dos billetes de una hora cada uno – cada hora es normalmente aceptada como equivalente a $ 10 - y se les paga más cuando renuevan su participación cada año como premio a su continuo apoyo. En la actualidad el sistema tiene sólo alrededor de 900 miembros y alrededor de 100.000 horas puestas en circulación, muy lejos de los días en que miles de personas y más de 500 empresas participaban10. Su decadencia se remonta a 2005 cuando Glover se marchó a Filadelfia, un traslado que le costó al sistema su jornada  completa como cooperante.

La hora Ithaca no tiene mecanismos para sacar dinero fuera de uso por  la caída del volumen  de negociación, ni puede premiar a sus miembros más activos para ayudar a reconstruir el sistema. Tendría que seguir todas transacciones para que eso fuese posible y esto exigiría abandonar sus billetes de papel i pasar a la electrónica. El resultado sería algo muy similar al sistema de red de liquidez que Feasta ha desarrollado11. Muy probablemente van a surgir nuevas variantes de otro tipo de moneda creada por los usuarios, el Sistema Local de Intercambio y Comercio (Local Exchange and Trading System) (LETS) iniciado por Michael Linton en Comox Valley, Columbia británica, en la década de 1990 12. Cientos de LETS se han iniciado en todo el mundo en tiempos de recesión pero, por desgracia, la mayoría han desaparecido después de unos dos años desde su comienzo. La causa se debe a un defecto en su diseño: las monedas se creaban en el momento en que sus miembros contraían una deuda, pero, a diferencia del sistema monetario actual, no tenían ningún mecanismo para controlar la cantidad de deuda asumida por cada miembro ni para garantizar que esta deuda se reembolsase en el tiempo acordado. Seguramente, los nuevos  sistemas de tipo LETS que emerjan se registrarán  en  la web y, por  tanto, sea más fácil controlar las deudas que sus miembros asumen. Como estas deudas serán  de muy corto plazo no deberían ser incompatibles con una reducción de la economía nacional.
Las monedas complementarias se han utilizado con buenos resultados en tiempos de crisis económica en el pasado. Algunas funcionaron tan bien en los EE.UU. en 1930, que el profesor Russell Sprague, de la Universidad de Harvard aconsejó al presidente Roosevelt clausurarlas porque el sistema monetario americano se estaba "democratizado escapándose de su control [del gobierno]". Lo mismo sucedió con las monedas puestas en circulación por los gobiernos provinciales en Argentina en 2001, cuando el peso se volvió muy escaso por la gran cantidad de dinero que estaba saliendo del país. Estas monedas  llegaron a  constituir el 20% de la oferta de dinero en su auge y evitaron una gran cantidad de dificultades, pero fueron retirados a mediados de 2003 por dos razones principales. Una fue la presión del FMI, que consideró que Argentina sería incapaz de controlar el suministro de dinero y, por tanto, el tipo de cambio y la tasa de inflación si las provincias seguían emitiendo sus propias monedas. La otra razón más poderosa fue que el gobierno federal consideró que las monedas daban a las provincias demasiada autonomía e incluso podrían dar lugar a la ruptura del país.

3. Nuevas formas de pedir prestado y financiarse

Las monedas regionales antes mencionadas no serán respaldadas por nada ya que cualquier promesa de pagar algo específico a cambio, implicaría una deuda. Además, si se hacen promesas, alguien tiene que comprometerse a velar por su cumplimiento y eso significa que quien lo haga no sólo tiene que controlar la emisión de moneda, sino que también tiene que contar con los recursos para respetar la promesa  en caso de requerirse. En otras palabras, el sujeto de la promesa tendría que desempeñar el papel que los bancos desempeñan actualmente con el dinero basado en deuda. Tales monedas respaldadas no extenderían, por tanto, el poder financiero y, en cambio, podrían dar lugar a su concentración.

Aún así, algunos tipos de divisas futuros estarán respaldados por promesas. Algunas pueden prometer entregar cosas reales, como kilovatios-hora de electricidad, al igual que la libra esterlina y el dólar de EE.UU. fueron una vez respaldados por la promesas de la entrega de oro. Otras pueden ser bonos respaldados por derechos a una participación de un flujo de rentas en lugar de una participación de beneficios. Estos dos tipos de dinero se utilizarán para el ahorro en lugar de la compra y venta. La gente las comprará con su moneda regional y, o bien las mantendrá hasta su vencimiento si son bonos, o bien las venderá por dinero regional al tipo de cambio que exista cuando lo necesite para gastar.

Estas monedas de ahorro podrían funcionar así. Supongamos que una comunidad quisiese establecer una empresa de suministro de energía (ESE) para instalar y hacer funcionar una planta de cogeneración para suministrar agua caliente para la calefacción y electricidad a su área local. El dinero regional necesario para adquirir el equipo podría ser adquirido por la venta de "bonos" de energía que prometen pagar al portador el precio de un número específico de kWh en el día de su vencimiento. Por ejemplo, alguien podría comprar un bono que vale lo que valga el precio de 10.000 kWh. en la fecha de vencimiento al cabo de cinco años. El dinero para redimir estos bonos vendría de los pagos realizados por las personas que compran la energía de la planta en su quinto año. La ESE también ofrecería otros bonos con diferentes fechas de vencimiento y, a medida que fuesen canjeados gradualmente, los que comprasen electricidad de la ESE serían, de hecho, los propios propietarios de la ESE.

Estos bonos de energía probablemente se emitirán con nominales elevados para la venta a los compradores, tanto dentro como fuera de la comunidad y no circularían como dinero. Sin embargo, una vez que la ESE estuviese  suministrando electricidad, el comité directivo podría convertirlo en un banco. Podría emitir billetes de, por ejemplo, 50 y 100 kWh, que los lugareños podrían utilizar para la compra y venta, con la certeza de que el billete tendría un valor real, ya que siempre podría ser utilizado para pagar sus facturas de energía. Una vez que sus billetes hubiesen  ganado aceptación, la ESE podría abrir cuentas a las personas para ofrecer toda  la gama de servicios de movimiento de dinero disponibles para aquellos que utilizan las unidades respaldadas por energía. Sin embargo, sería poco probable que una  ESE hiciese tal cosa  si la gente estuviera  satisfecha con el funcionamiento de la moneda regional. Sólo si la unidad regional fuese perdiendo rápidamente su valor en términos de energía, sus usuarios migrarían  a otra unidad que no la perdiera.

4. Conclusión

Hasta ahora, los bancos comerciales han asignado la oferta de dinero de la sociedad. Ellos han decidido  quién podía pedir prestado, por qué y en qué cantidad. Ellos  han determinado lo que se llevaría  a cabo y,  por  tanto, la configuración de la economía y la sociedad. En el futuro, ese papel pasará a los suministradores  de energía. Sólo este grupo tendrá, literalmente, el poder de hacer cualquier cosa. El dinero tradicionalmente ha servido para comprar energía. Ahora la energía, o por lo menos un  derecho a ella, será en realidad  el dinero y las empresas de energía podrán  convertirse en los nuevos bancos en la forma descrita. Esto hace que sea especialmente importante que las comunidades desarrollen sus propias fuentes de energía como parte del proceso de decrecimiento y que, si se desarrollan  bancos emisores de dinero respaldado por energía, sean propiedad de la comunidad.

Como la energía va a ser más escasa, su coste en términos del tiempo que deberemos trabajar para comprar un kilovatio-hora  o su equivalente  va a aumentar. Visto al revés, probablemente la energía es  mas  barata  hoy que en el futuro y para siempre, en el sentido  de tener que renunciar a algo  para obtenerla. Por tanto, debemos asegurarnos de que, en nuestras comunidades y en otros lugares, los proyectos de uso intensivo de energía que se requieran para  proporcionar los elementos esenciales de la vida en un mundo con escasez de energía, se lleven a cabo ahora. Si no lo hacemos ahora, su coste real va a subir y puede que nunca se lleguen a realizar.
Se necesitan con urgencia ejemplos de monedas regionales  ya sea  respaldadas o bien  sin respaldar que funcionen. Hasta que no se encuentre al menos un ejemplo de una moneda no basada en deuda distinta del oro que funcione bien en algún lugar del mundo, los gobiernos se aferrarán a la esperanza de que las cada vez mas inestables  monedas basadas en deuda nacionales y multinacionales mantendrán su valor. Sus esfuerzos para asegurarse que esto ocurra van a arruinar a millones de vidas, al igual que está ocurriendo en Grecia e Irlanda mientras escribo el artículo.

Sin alternativas monetarias equitativas, local y regionalmente  controlables que proporcionen flexibilidad  la inevitable transición hacia una economía de menor energía va a ser extraordinariamente dolorosa para miles de comunidades corrientes  y millones de personas comunes. En efecto, con casi toda seguridad sus transiciones van a producirse como resultado de un caótico colapso en lugar de un decrecimiento gestionado y los niveles de consumo de energía que podrán mantener posteriormente se reducirán considerablemente. Por tanto, sus producciones se reducirán y puede que lleguen a ser insuficientes para permitir la supervivencia de todos. Una reconstrucción total de nuestro sistema de emisión de dinero y de financiación es,  por tanto, sine qua non si queremos escapar de un desastre económico, social y humano. (tabla 1).


Tabla 1
Los  mayores déficits mundiales en la  balanza de pagos en el apogeo del boom de 2007.
Es de destacar que todos los países de la eurozona que experimentan una crisis de la deuda - los "PIIGS" Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España - aparecen en esta tabla y que los tres peores déficits cápita son los de Grecia, España e Irlanda. Los países con un fondo sombreado tiene su propia moneda y por tanto son más capaces de corregir sus  situaciones.
Fuente: CIA World Factbook, 18 de diciembre de 2008, con los cálculos del autor.

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Notas

*Autor para correspondencia. Tel:. +353 98 25313. E-mail:richard@douthwaite.net.
1 http://www.paulchefurka.ca/WEAP/WEAP.html.

2  Zero Carbon Britain (2007) zerocarbonbritain: an alternative energy strategy, Machynlleth: Centre for Alternative Technology.

3  http://aspoireland.files.wordpress.com/2009/12/newsletter100_200904.pdf.

4  Ver David Korowicz, “On the cusp of collapse: complexity, energy and the globalised economy” en Fleeing Vesuvius: overcoming the risks of economic and environmental collapse, editado por Richard Douthwaite y Gillian Fallon, Feasta,Dublin, 2010.

5  Obstfeld, Maurice y Kenneth Rogoff, 2009 ",“Global imbalances and the financial crisis: products of common causes”, Centre for Economic Policy Research Discussion.Paper No. 7606. argumentan que cuando el crecimiento mundial se fortaleció y los precios de los productos básicos se dispararon, los exportadores generalmente aumentaron su superávit en cuenta corriente. Esto condujo a mayores s flujos de capital hacia los países deficitarios que a su vez aumentaron  los desequilibrios  del sector financiero. http://www.econ.berkeley.edu/ ~ Obstfeld / santabarbara.pdf.

6  Véase Cap and Share, una manera justa de reducir las emisiones de efecto invernadero, Feasta, mayo de 2008. Descargable desde http://www.capandshare.org/download_files/C&S_Feasta_booklet.pdf.  C&S no se debe confundir con la propuesta estadounidense Cap and Dividend (Ver http://www.capanddividend.org/) que tiene algunas similitudes, pero limita sus actividades a nivel nacional. Sin embargo, Peter Barnes, que  lo ideó, también fue el impulsor de la propuesta para la Fundación Atmósfera Tierra que operaría de manera muy similar a C&S. Ver Barnes, PR Costanza, P. Hawken, D. Orr, E. Ostrom, A. Umaña y O. Young. 2008. “Creating an earth atmospheric trust” Science. 319:724.

7 El IEA World Energy Outlook 2008 informó que la disminución de la producción de petróleo en
600 campos petroleros existentes es de un 6,7% anual en comparación con la reducción del 3,7% que se  había estimado en 2007.

8 Página, SE, F. Siegert, JO Rieley, V. Boehm Hans-Dieter, A. Jaya y S. Limin. 2002. "La cantidad de carbono liberado por la turba y los incendios forestales en Indonesia durante 1997". Nature 420: 61. 65.

9 Greco, T. H. 2001. Money: understanding and creating alternatives to legal tender. Chelsea Green, White River Junction, VT. 295 pp.

10 Personal communications from Paul Glover and Paul Strebel, August 2010.

11 Sede Graham Barnes, "Redes de liquidez: un sistema de moneda electrónica libre de deudas para las comunidades”  en Fleeing Vesuvius: overcoming the risks of economic and environmental collapse, editado por Richard Douthwaite y Gillian Fallon, Feasta, Dublin, 2010.

12  Sede Douthwaite, Richard, The Ecology of Money, Libros Verdes, Totnes, Devon, 1999, pp.39-44.



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