dimecres, 31 de maig del 2017

Mercados agroecológicos, Pacto de Milán y nuevos comunes



Article publicata a El Diario.es

Pacto de política alimentaria urbana de Milán

 30 May 2017 

Octubre nos aguarda en Valencia con una nueva cita del Pacto de Política Alimentaria Urbana de Milán, el llamado Pacto de Milán. De Banjul (Gambia) a Belo Horizonte (Brasil), más de un centenar de ciudades han declarado su compromiso con sistemas agroalimentarios sostenibles e inclusivos. Las ciudades son un voraz depredador de recursos alimentarios y energéticos. ¿Cabría pensar que en ellas podemos encontrar las soluciones para reconstruir sistemas agroalimentarios localizados? Ciertamente no, el mantenimiento de la biodiversidad, la reducción de la huella ecológica o las políticas frente al avance del cambio climático nos obligan a tener planteamientos territoriales más amplios, más complejos, más extensos.
Sin embargo, el Pacto de Milán puede ayudar y mucho a reclamar un derecho a la alimentación y a revitalizar una producción más acorde con las potencialidades de un territorio (recursos disponibles, comercialización directa, variedades y productos de temporada, mundo rural vivo) en el afán de crear cuencas alimentarias “resilientes”, como señala el propio Pacto. Puede ser un aldabonazo que contribuya a expandir dinámicas más descentralizadas y que dote de más autonomía a los habitantes de un territorio para construir sus mercados, sus sistemas económicos, sus formas de cuidar la vida.
Por ejemplo, puede ayudar a desarrollar redes de producción y consumo basadas en el Derecho a la Alimentación y no en la capacidad de los mercados globalizados para apropiarse de las cadenas alimentarias. Pero ese poder, para ser un poder real y sostenido en el tiempo, ha de descansar en el empuje social que ya viene ofreciendo alternativas a los mercados convencionales. Sólo así se ganará en autonomía territorial real que pueda animar la construcción de economías inclusivas, pegadas al territorio.
¿Dónde encontrar ese empuje social? ¿Qué otros mercados agroalimentarios están siendo construidos? Los mercados agroecológicos, bajo diferentes tipologías y operando a distintas escalas, son una realidad en el presente. Son “economías vivas” renovadoras y a la vez fuertemente conectadas a manejos históricos, a costumbres de cuidar la tierra a la vez que cuidamos de nuestro alimento y de nuestros lazos sociales.
Así, por poner un ejemplo, en los países centrales los rescoldos de la crítica a una modernidad devoradora se refugiaron en manejos campesinos, presentes en valles y serranías alejadas de las grandes urbes; en la voluntad cooperativa de las economías de cuidados (aupadas sobre hombros de mujeres, pero también en dinámicas locales de apoyo mutuo); o en proyectos sociales y políticos que animaban la (auto)gestión local, en clave de autonomía comunitaria o de mimbres libertarias.
En otras latitudes, la existencia de una tradición de mingas (minkas), ejidos o comunidades indígenas da pie de forma ancestral a la pervivencia (actualizada en algunos casos) de los mercados de proximidad que cumplen una función de cohesionar sociedades, equilibrar dietas o garantizar unos mínimos alimentarios. Son la red de Tianguis en México, los mercados campesinos en Colombia o en África Subsahariana. Y a pesar de que las grandes distribuidoras y acaparadoras de tierra luchan contra la reproducción de estos (nuevos) comunes, estas pequeñas-grandes iniciativas son las que nos alimentan el mundo. Representan la tradición universal de las economías de alta sociabilidad, no necesariamente circunscritas a lo local pero sí aupadas desde ahí, de las que daba cuenta la exploración de mercados que elaborara Karl Polanyi, las economías vivas a las que se refiere Vandana Shiva, el gobierno de los comunes para beneficio de las comunidades afectadas que sistematizara Elionor Ostrom.
El siglo XXI bien podrá traernos, aparte de una extrema derecha que apele al retorno del padre que nos guíe y nos controle, la aparición de prácticas que caminen hacia nuevos comunes: economías cooperativistas con acento en la autogestión y en la cogestión para construir nuevos mercados. Nuevos comunes que rechazan el ilusionismo horizontal que se vende bajo el desarrollo de nuevas plataformas comunicativas en internet. Nuevos lazos sociales que trascienden el “sálvese quien pueda” que aparece implícito en conceptos como “nichos de mercado”. Tecnologías con sentido común y territorial por encima de las apelaciones de las élites a embarcarse en una “agricultura inteligente” que favorezca aún más el mercado alimentario que controlan las grandes corporaciones. A la exploración de dichas prácticas le hemos dado el título de Rebeldías en común (Libros en Acción, 2017).
Así, a partir de apuestas municipalistas como el Pacto de Milán toman estabilidad prácticas que venían ya experimentándose, como los Ecomercados que aterrizan semanal o mensualmente en calles de grandes ciudades. Desde finales de los 90 somos testigos del boom de mercados sociales y grupos de consumo que reúnen a consumidoras y consumidores ávidos de recuperar una noción que supedite la idea de mercado al bien social. Agricultura soportada o apoyada por la comunidad, pero al mismo tiempo, posibilidad de lazos sociales que se recuperan, en medio del naufragio de las sociedades líquidas, a través de un mayor protagonismo colectivo sobre cómo nos alimentamos. Mercados sociales que coexisten con la satisfacción de otras necesidades (servicios, contactos, cultura) como nos ilustra La Tejedora en Córdoba. Comunidades que se (re)construyen y pasan a concretar acciones de gran escala desde premisas que potencian los llamados circuitos cortos: próximos en kilómetros, escasos en intermediarios, largos en poder cooperativo. La cooperativa BioAlai en Vitoria o Landare en Pamplona son buenos y actuales ejemplos.
Ante un sindicalismo agrario que se especializa en cogestionar la catástrofe y el suicidio colectivo que suponen los mercados globalizados y las “ayudas” de la Unión Europea, aparecen también iniciativas de grupos sindicales o de organizaciones más innovadoras dirigidas a enlazarse al territorio. Pienso en los mercados que auspicia COAG en algunas localidades de Andalucía; en la iniciativa Nekasarea de EHNE-Bizkaia que une baserritarras y ciudadanía; en proyectos de productoras que incorporan a consumidoras como es el caso de Subbética Ecológica; o en la propuesta de Punt de Sabor que viene fortaleciendo en Valencia la Unió de Llauradors i Ramaders a través de servicio directo y ecológico a supermercados y comedores junto con puntos de distribución local.
Esta coordinación territorial entre personas productoras tiene sus antecedentes en el cooperativismo agrario no vinculado a la integración vertical, aquel cooperativismo con prácticas cooperativas en su base y que evita convertirse en apéndice subordinado de Mercadona o de Eroski. Ejemplos de ello son iniciativas como la Xarxeta en Catalunya (Xarxa de Pagesos Agroecològics), la FACPE en Andalucía (Federación Andaluza de Consumidores y Productores Ecológicos). Desde ahí surgen las propuestas para construir sellos de calidad y lazos de confianza que sirvan para cuidar territorios y evitar los sellos “ecológicos” que parecen destinados a satisfacer a la exportación o mercados centrales de grandes empresas que concentran la tierra.
Territorio y mercado: dos lugares que habían sido obligados a divorciarse como idea y como espacios entrelazados, particularmente en las partes del mundo más próximas a las entrañas del monstruo capitalista. Mercado y creación de lazos para cuidar(nos): dos acciones que buscan desafiar la mercantilización propuesta por las grandes superficies y los grandes fondos de inversión que hacen cotizar parte de nuestra alimentación en las bolsas internacionales. Territorio-mercado-cuidados como exponente de una Agroecología en 3C: circuitos cortos, cooperativismo, cuidados de territorios y personas.
Pero soy, que dijera el poeta, un optimista informado. Y les informo también que los mercados agroecológicos están en disputa: como lugar, como acción social y como concepto mismo. Como lugar porque se vende humo relocalizado que enmascara mercados para una riqueza global y nuevamente abstracta. Las líneas de supermercados en ecológico apoyan (parcialmente) la producción eco y local, pero también nos meten en el embudo distribuidor y eso significa dependencia y control sobre las espaldas de las productoras. Las llamadas economías colaborativas ofrecen el espejismo de “comunicación directa” por internet, cuando en muchos casos es comercio que no propicia encuentros cooperativos, territorializados capaces de empoderar a pequeños productores. Ése es el defecto de proyectos como La Colmena que dice sí.
La propia Unión Europea intenta colocar sus mercados en el centro de un hacer que se vende como “más sostenible”. A escala continental potenciando la llamada “economía circular”: mismos mercados pero ampliando al tema de reciclaje. Y aupando las soluciones locales de mercado que plantea, de manera intencionadamente confusa, la llamada “economía del bien común” de Christian Felber: responsabilidad social corporativa para empresas bajo una “libertad condicional” del mercado y los precios.
Todo ello crea nichos de mercado, pero no desbarata las estrategias monopolísticas de la gran distribución, el control de los mercados de abastos por una oligarquía mundial ( el hub alimentario de MercaBarna) o más local (mercados de abastos en manos de familias “autóctonas” y sin atención al derecho ciudadano a la alimentación y la producción periurbana). Tampoco apunta a promover una dieta adaptada al territorio cercano, con menos presencia de carnes, pesticidas, grasas saturadas y emisiones de CO2.
En lo conceptual, la palabra agroecología aparece crecientemente reducida a una condición técnico-capitalista, como sinónimo de sustitución de insumos, mercados “verdes”, certificación que no se basa en la reducción de huella ecológica y en la defensa de la biodiversidad, o contemplada como un proceso de ingeniería científica de reducción de impactos o de producción de modelos de metabolismo generales donde la gente y la pequeña producción no aparecen por ningún lado a la hora de construir diagnósticos y alternativas.
Por su parte, las personas productoras no siempre son dueñas de su acción. La presión sobre la obtención de renta a corto plazo, el acceso a insumos “baratos” y la necesidad de colocar producto los sitúa más en la innovación urgente que en la transición hacia otras gramáticas económicas, permeadas por esos lazos que van construyendo una Agroecología en 3C. Si tuviera que enumerar 5 principios para tener un primer análisis de qué es un mercado agroecológico diría que plantea: economías viables para la gente que produce y desde economías donde el petróleo será una reliquia; territorios habitables que se viven a través de cuidados de bienes comunes y tecnologías de vida larga, adaptadas y fácilmente reparables; mercados que evolucionan como lazos sociales que reproducen bienes cooperativos en la producción, la distribución y con las personas consumidoras; sistemas agroalimentarios localizados que democratizan saberes, logísticas y accesos alimentarios sin desigualdades de clase socioeconómica o de género; y, por supuesto, mercados que contribuyen a una diversidad de sabores, paisajes y formas saludables de avanzar en una soberanía alimentaria.

dilluns, 29 de maig del 2017

El rentable juego de las participaciones cruzadas

Article publicat a El País

Muchos competidores naturales tienen los mismos accionistas mayoritarios, lo que puede afectar a como éstos interactúan

El rentable juego de las participaciones cruzadas
El pasado 10 de abril el mundo se conmovió con la difusión de un vídeo en el que un pasajero de United Airlines era arrastrado a la fuerza de su asiento, por el que había pagado. La compañía aérea necesitaba varios asientos para su tripulación, pero había vendido más billetes que asientos existentes y la compensación en efectivo no había animado a suficientes voluntarios. El vídeo, que se hizo viral, desató olas de críticas en las redes sociales, lo que, unido a un desafortunado comunicado de prensa del consejero delegado de United ofreciendo una disculpa a medias, provocó que la acción cayera en Bolsa un 4,4%, perdiendo cerca de 1.000 millones de dólares.
Para Berkshire Hathaway, sociedad dirigida por Warren Buffett y principal accionista de United, este descenso representó una pérdida de 91 millones de dólares. Para el grupo Vanguard, segundo accionista, con un 6,82% de las acciones, la pérdida estimada fue de 68 millones de dólares. Si bien el precio de la acción finalmente rebotó y la baja al cierre fue apenas superior al 1%, sería lógico pensar que los accionistas de la compañía, con sus carteras considerablemente golpeadas por el escándalo, exigieran respuestas a los mandos ejecutivos. Sin embargo, por lo que sabemos, no lo hicieron. Incluso declinaron hablar con la prensa. ¿Por qué? Porque en realidad salieron ganando con este disgusto.
Con 28 millones de acciones en United, Berkshire Hathaway perdió 24 millones de dólares. Sin embargo, Warren Buffet es también uno de los grandes dueños de los competidores de United —es accionista mayoritario de Delta Airlines, tiene un 8,8% en American Airlines y un 7% en Southwest Airlines—. El escándalo de United generó una caída del 1,1% en el precio de su acción, pero ocasionó una subida en las aerolíneas competidoras, más que compensando la pérdida original. En total, Berkshire Hathaway ganó ese día en Bolsa 105 millones en sus acciones en aerolíneas. En el caso de Vanguard, que también tiene participaciones en estas aerolíneas, el resultado neto fue una ganancia de 78 millones de dólares.
Este fenómeno de “propiedad cruzada” o de “accionistas comunes” es frecuente y afecta a la manera en que las empresas se comportan. Estos accionistas poseen un gran poder sobre las compañías, y su grado de diversificación hace que sus intereses no estén alineados a los de éstas. Pero aún podemos ir más allá. En un estudio que realizamos junto a Florian Ederer y Martin Schmalz, analizamos cómo los paquetes salariales de los consejeros delegados están menos vinculados al desempeño de las empresas cuando en la industria hay presencia de accionistas comunes. Si desligamos el salario de los ejecutivos del desempeño de la empresa, desincentivamos la competencia, y una menor competencia parece redundar en mayores ganancias en el ámbito industrial, abultando las carteras de sus principales accionistas.
United Airlines sabe exactamente quiénes son sus accionistas, y conoce cómo están invertidas sus carteras. Si, como dice la teoría económica, lo que importa es incrementar la riqueza de sus accionistas, esto fue exactamente lo que sucedió. Desde esta óptica se entiende una actitud de United relativamente pasiva frente al escándalo. Ahora bien, si las repercusiones de este evento desencadenaran un cambio regulatorio que afectase a todas las aerolíneas, la historia sería otra. Pero mientras no sea así, ¿por qué debería la compañía invertir esfuerzos en mejorar su reputación si a sus accionistas mayoritarios no les interesa su desem­peño particular, sino el de la industria aérea en su conjunto?
La presencia de accionistas comunes continúa creciendo. Cinco fondos en Estados Unidos poseen más del 50% de todas las acciones cotizadas. El hecho de que competidores naturales en ciertas industrias, como en el caso de las aerolíneas, tengan los mismos accionistas mayoritarios puede afectar a la manera en que éstas interactúan. Y, como hemos visto, esto puede tener un impacto negativo sobre los consumidores: en precio y en servicio. ¿Estará la economía mundial derivando lentamente hacia un gran monopolio?
Miguel Antón, José Azar y Mireia Giné son profesores del IESE.

diumenge, 14 de maig del 2017

Entrevista | Guy Standing "Hay que dejar atrás el 'trabajismo', el pleno empleo es una respuesta del pasado a la crisis"

Article publicat a El Diario.es
  • "El precariado mira a los socialdemócratas y les dice: '¡No nos representáis!'", dice el economista Guy Standing
  • Standing es uno de los mayores defensores de la renta básica universal: "Aumenta la libertad. Te da la posibilidad de decir 'no'"
  • "La Tercera Vía se verá con el tiempo como uno de los grandes errores históricos de la socialdemocracia europea"
Guy Standing; Economista
Guy Standing en Barcelona ©SANDRA LÁZARO
Guy Standing acuñó el término 'precariado' para referirse a todas las personas que viven en constante incertidumbre, ya sea por depender de empleos inestables o ayudas sociales insuficientes. Para hacer frente al precariado, este economista, profesor de la Universidad de Londres, lleva treinta años defendiendo la renta básica universal. El debate sobre implantarla ha sobrepasado en los últimos años los ambientes de izquierdas, e incluso se habla de ella en el foro de Davos.
Standing ha visitado Barcelona para presentar su último libro, La corrupción del capitalismo (Pasado & Presente) y para dar una conferencia en la feria Literal en la Fabra i Coats, que concluye este domingo.
En el libro afirma que vivimos en un sistema opuesto al libre mercado.
El neoliberalismo de los años 80 y 90 se ha transformado en el capitalismo rentista que tenemos hoy, basado en los derechos privados sobre la propiedad física, financiera o intelectual. Es un sistema corrompido, no solo porque haya individuos corruptos, sino porque se basa en una mentira. El capitalismo rentista no favorece el libre mercado. Todo lo contrario: es el sistema de menos libre mercado de la historia.
¿No son manzanas podridas, es el cesto entero?
La corrupción es intrínseca al sistema. La competición por poseer derechos de propiedad privada con los que extraer rentas se impone sobre las leyes del libre mercado.
¿Cómo afecta esta corrupción a las políticas públicas?
La democracia y los procesos de toma de decisiones están corrompidas. El símbolo es el fenómeno de las puertas giratorias. Un ministro de Finanzas puede no haber cobrado una comisión, pero está corrompido institucionalmente. De ahí que base más sus decisiones en su futuro profesional para poder acabar, por ejemplo, en Goldman Sachs.
Un liberal podría decir que el problema es que hay demasiada regulación.
La pregunta que se tendría que hacer a los liberales es por qué no se han opuesto al capitalismo rentista, que ya está institucionalizado. La retórica de la regulación es una mentira: sí hay regulación, se ha establecido pero a favor de las finanzas, los derechos de propiedad y para controlar a las organizaciones sociales.
Guy Standing; Economista
Guy Standing defiende la renta básica universal como un nuevo instrumento de reparto de la riqueza ©SANDRA LÁZARO
Una de las claves que menciona en el libro es el colapso del sistema de redistribución de la riqueza del siglo XX.
El desarrollo del capitalismo rentista implica que el sistema de distribución de la riqueza vigente en el siglo XX se ha roto. Durante un largo periodo de tiempo
hubo cierta estabilidad entre rentas del capital y rentas del trabajo. Desde el inicio de la era de la globalización y la agenda neoliberal todo ha saltado por los aires.
¿También se ha roto la solidaridad entre los trabajadores que han sufrido menos los efectos de la ola neoliberal y el nuevo precariado?
Entre las rentas del capital, las de los rentistas crecen. Y entre las rentas del trabajo, que se están reduciendo, ciertos asalariados han logrado mantener sus posiciones, mientras el precariado no dejaba de crecer. De ahí que el precariado se oponga a menudo a los sindicatos porque creen que no les representan y que solo trabajan para los asalariados tradicionales.
Otorga una responsabilidad especial de este desastre a la socialdemocracia europea, en particular a la Tercera Vía.
La Tercera Vía se verá con el tiempo como uno de los grandes errores históricos de la socialdemocracia europea. Fue un chollo para el mundo de las finanzas y el capital. La socialdemocracia aceptó la economía neoliberal, promovió privatizaciones y flexibilizó más el mercado de trabajo. Echó atrás sus propios logros, perdiendo así el respeto y el apoyo de un precariado cada vez más creciente.
¿La socialdemocracia puede recuperar la credibilidad entre el precariado?
No. El precariado mira a los socialdemócratas y les dice: '¡No nos representáis!'. No hay más que ver lo que ha pasado a los partidos socialdemócratas en Reino Unido, Francia, Holanda... Esto tiene un aspecto negativo: ahora tenemos un vacío de política progresista. Pero lo bueno es que la política odia el vacío, por lo que creo que hay un espacio para que florezca una verdadera política progresista.
¿Cómo se debería rellenar este vacío?
Hay que dejar atrás el 'trabajismo', el pensar que el empleo será la respuesta a la crisis. No importa cuántos puestos de trabajo se creen: los salarios no aumentarán. El pleno empleo es una respuesta del pasado a la crisis. Hace falta un nuevo sistema de redistribución de la riqueza que actúe sobre el capitalismo rentista.
Guy Standing; Economista
Guy Standing ha presentado en Barcelona su nuevo libro 'La corrupción del capitalismo' ©SANDRA LÁZARO
En el libro propone crear fondos soberanos como el noruego para financiar este nuevo sistema de redistribución. ¿España puede implantarlo si carece del petróleo del mar del Norte?
Los fondos soberanos tienen que nutrirse de la extracción de rentas. Del mismo modo que Noruega ha implantado su fondo soberano en base al petróleo, otros países pueden hacerlo devolviendo a la sociedad parte de las rentas que se extraen. Su origen puede ser financiero, la propiedad de un inmueble o de una patente, el turismo o las nuevas plataformas tecnológicas.
Estos fondos financiarían una renta básica universal. ¿Qué razones tiene para defenderla?
Por justicia social y ecológica. La riqueza está más ligada a nuestros antepasados que a lo que consigamos por nosotros mismos, y la contaminación permite a los ricos incrementar sus beneficios pero perjudica a la gente común. La segunda razón es que aumenta la libertad. Te da la posibilidad de decir 'no'. Hemos comprobado que las mujeres maltratadas, que en muchos casos dependen económicamente de sus maltratadores, tienen menos problemas para romper sus relaciones con una renta básica.
En tercer lugar, incluso hay una cuestión de estabilidad mental obvia: la inseguridad económica incrementa el malestar, impide tomar decisiones a largo plazo y deteriora la empatía sobre los demás. Son tres razones políticas, si se les quiere llamar así, pero que son tan o más importantes que los motivos económicos.
En el plano económico, se argumenta que la renta básica desincentivaría el trabajo.
En varias pruebas piloto hemos visto que la renta básica no convierte en vaga a la gente, sino que la energiza e incrementa su productividad. Fomenta la cooperación en vez de la competitividad y otros tipos de trabajo más allá del ámbito laboral.
¿Que el foro de Davos le invite a hablar sobre la renta básica no le hace sospechar?
¡Claro que sí! No nací ayer. Que grandes corporaciones o el foro de Davos me pregunten por la renta básica no cambiará mi ideología de izquierdas. En Davos están interesados en la renta básica porque quieren una economía estable y sostenible que les permita continuar haciendo beneficios, lo cual es perfectamente comprensible. Y a su vez una economía estable también requiere estabilidad política y social.
No deja de ser curioso que Davos y la izquierda remen en la misma dirección.
La razón por la que en Davos de repente se interesan por la renta básica es porque ven crecer los populismos neofascistas. En cierto sentido, Donald Trump, el peor fenómeno político de los últimos años, está ayudando a incrementar el apoyo a la renta básica porque no quieren que la gente vote a personajes como Trump. En cualquier caso, desde la izquierda hay que reivindicar la renta básica como un nuevo sistema de reparto de la riqueza que interpele al capitalismo rentista.
¿Al precariado le supone una contradicción usar Airbnb para viajar porque no puede pagarse un hotel sabiendo que contribuye a encarecer los alquileres?
No creo que sea una contradicción. La solución no puede ser oponerse a la tecnología. Creo que hay que aceptar la tecnología pero rechazar las condiciones laborales. El problema está en la extracción de renta que hacen determinadas plataformas o en las condiciones laborales de los conductores de Uber. Si la plataforma cobra un 20% por una transacción, hay que gravar esa transacción. El precariado no debe sentirse culpable por usar Uber o Airbnb, sino por no oponerse a la desigualdad que generan.

dimarts, 9 de maig del 2017

La política energética del gobierno español, incoherente y perjudicial para los españoles

Post del web de revo prosperidad sostenible
 
El 6 de Mayo leía en el periódico que Enel, el principal accionista de Endesa, tiene previsto el cierre de dos de sus centrales de carbón , en León (Compostilla) y Teruel, antes de Junio de 2020 . La reacción del gobierno ha sido calificar esta decisión de no coherente con las necesidades de la política energética de España. ¿donde se encuentra la incoherencia?
La producción energética española todavía depende en un 13% del carbón, y de esta materia prima solo un 2,5% proviene de las minas españolas. Es decir que, ni poniendo la defensa de los empleos que se van a perder en el sector minero por delante del beneficio medioambiental que la disminución de la quema de carbón supone, no encuentro incoherencia alguna en la reducción del carbón en el mix energético que España debe hacer necesariamente si de verdad creemos que la lucha contra el cambio climático no puede esperar.
Me parece relevante hacer notar que esta decisión se tomó entre los accionista de Enel en Italia la semana pasada. Recuerdo todavía la lucha de intereses que se libró en España durante el proceso de privatización de Endesa y que tuvo como final el traspaso de poder de manos españolas a manos italianas y me pregunto si la decisión del cierre de las dos centrales de carbón se hubiese tomado si el socio mayoritario hubiese terminado siendo español o catalán, como bien hubiese podido terminar la privatización de Endesa. ¿Hubiese podido ejercer entonces el gobierno del PP más influencia y más presión sobre los socios españoles para no cerrar las centrales de carbón? Visto desde una perspectiva ecológica me resulta mucho más coherente la decisión tomada por Italia que la del propio estado español que se opone al cierre.
El mismo día en que se publicaba esta noticia, se publicaba también que España perdía su primer arbitraje en la corte internacional por los recortes aplicados desde 2010 a las ayudas a las energías renovables. El fallo condena a España al pago de 128 millones de euros más intereses a dos firmas extranjeras que invirtieron en renovables en nuestro país. Este fallo abre la puerta a muchos recursos de otras empresas que seguirán sus pasos. Mientras, las empresas inversoras españolas en renovables que se encontraban en las mismas condiciones que sus homólogas extranjeras han visto como el tribunal supremo español ha fallado en su contra condenándoles a la ruina, sin importarle al gobierno del PP ni la pérdida de los lugares de trabajo ni el problema climático.
Y leyendo estas noticias me pregunto donde está la coherencia del gobierno del PP con los intereses de los ciudadanos españoles que desean y necesitan tener más puestos de trabajo en sectores no deslocalizables y sostenibles y un futuro libre de la amenaza del cambio climático. Una vez más se demuestra que el gobierno de España legisla en beneficio de algunos intereses que no son precisamente los de los ciudadanos.
El proceder del gobierno del PP en la política energética no sólo es incoherente sino perjudicial para el bienestar de todos los españoles presentes y futuros.
Neus Casajuana

El peligro de un eco-suicidio planetario como problema estratégico central de la Izquierda

Article publicat a Vientosur

Entrevista a Michael Löwy


06/05/2017 | Miguel Fuentes
Pongo a disposición de los movimientos sociales esta entrevista realizada al intelectual marxista Michael Lowy, uno de los referentes más importantes del pensamiento anticapitalista a nivel internacional, en torno al creciente peligro de la crisis ecológica y su importancia como problema estratégico central para el Marxismo.
Reflexionando en torno a una serie de tópicos tales como el cambio climático, el ecosocialismo y los desafíos del movimiento revolucionario durante las próximas décadas, las ideas de este intelectual constituyen un claro llamado de advertencia para las filas de la izquierda anti-capitalista.
Tal como queda en evidencia a partir de las palabras de Lowy, será justamente gracias a la capacidad que tengan las organizaciones de izquierda para integrar estos debates en sus respectivos ejes estratégicos, políticos y tácticos, así como también para ponerlos en el centro de sus respectivos análisis de la realidad mundial, que aquellas podrán prepararse (o no) para enfrentar el último desafío programático de la Revolución Socialista: el peligro del colapso de la civilización y la extinción humana, o bien, en palabras de Lowy… la amenaza de un eco-suicidio planetario.
1. ¿Que es el Eco-Socialismo y cuáles son sus referentes?
El eco-socialismo es una alternativa radical al capitalismo que resulta de la convergencia entre la reflexión ecológica y la reflexión socialista (marxista). Su premisa fundamental es que la preservación de un ambiente natural favorable para la vida en el planeta es incompatible con la lógica expansiva y destructiva del sistema capitalista. No se pueden salvar los equilibrios ecológicos fundamentales del planeta sin atacar al sistema, no se puede separar la luchar por la defensa de la naturaleza del combate por la transformación revolucionaria de la sociedad.
Existe hoy una corriente eco-socialista internacional que con ocasión del Foro Social Mundial de Belem (enero de 2009) publicó una declaración sobre el cambio climático, firmada por centenas de personas de 45 países. Entre sus precursores se encuentran figuras tales como Manuel Sacristán (España), Raymond Williams (Inglaterra), André Gorz (Francia), James O’Connor (Estados Unidos), y entre sus representantes actuales están el co-autor del “Manifiesto Ecosocialista Internacional” (2001) 1/ Joel Kovel (Estados Unidos), el marxista ecológico John Bellamy Foster (Ibíd.), el indigenista peruano Hugo Blanco, la eco-feminista canadiense Terisa Turner, el marxista belga Daniel Tanuro, y muchos otros.
El eco-socialismo se disocia de dos modelos inoperantes: 1) La ecología conformista, que adapta sus propuestas al mercado y busca desarrollar un “capitalismo verde” – es decir una ilusión nefasta o, en muchos casos, una mistificación. 2) El pretendido “socialismo real” (la fallida URSS, China, etc.), el cual no fue más que una caricatura burocrática del socialismo basada en una imitación servil del aparato técnico capitalista y en un productivismo anti-ecológico tan destructor de la naturaleza como su equivalente occidental.
El eco-socialismo propone una reorganización del conjunto de modo de producción y de consumo basada en criterios exteriores al mercado capitalista: las necesidades reales de la población y la defensa del equilibrio ecológico. Esto significa una economía de transición al socialismo, en la cual la propia población – y no las “leyes de mercado” o un Buró Político autoritario- decidan, en un proceso de planificación democrática, las prioridades y las inversiones.
Esta transición conduciría no sólo a un nuevo modo de producción y a una sociedad más igualitaria, más solidaria y más democrática, sino también a un modo de vida alternativo, una nueva civilización eco-socialista más allá del reino del dinero, de los hábitos de consumo artificialmente inducidos por la publicidad, y de la producción al infinito de mercancías inútiles. El “Buen Vivir” de la tradición indígena de las Américas es una importante fuente de inspiración para esta alternativa.
2. ¿Cuáles son los principales aportes del Eco-Socialismo a la teoría marxista y la práctica de las organizaciones de izquierda?
Muchos ecologistas critican a Marx por considerarlo un productivista. Tal crítica nos parece completamente equivocada: al hacer la crítica del fetichismo de la mercancía, es justamente Marx quien coloca la crítica más radical a la lógica productivista del capitalismo, la idea de que la producción de más y más mercancías es el objeto fundamental de la economía y de la sociedad.
El objetivo del socialismo, explica Marx, no es producir una cantidad infinita de bienes, pero sí reducir la jornada de trabajo, dar al trabajador tiempo libre para participar de la vida política, estudiar, jugar, amar. Por lo tanto, Marx proporciona las armas para una crítica radical del productivismo y, notablemente, del productivismo capitalista. En el primer volumen del “El Capital”, Marx explica cómo el capitalismo agota no sólo las fuerzas del trabajador, sino también las propias fuerzas de la tierra, agotando las riquezas naturales. Así, esa perspectiva, esa sensibilidad, está presente en los escritos de Marx, sin embargo, no ha sido suficientemente desarrollada.
Es verdad, entretanto, que algunos escritos de Marx, y sobretodo de Engels (el “Anti-Dühring” por ejemplo) plantean que la tarea de una revolución sería únicamente cambiar las relaciones de producción, que se han convertido en trabas al libre desarrollo de las fuerzas productivas. Creemos que, desde una perspectiva eco-socialista, se necesita de una visión mucho más radical y profunda de lo que debe ser una revolución socialista. Se trata de transformar no sólo las relaciones de producción y las relaciones de propiedad, sino la propia estructura de las fuerzas productivas, la estructura del aparato productivo. Hay que aplicar al aparato productivo la misma lógica que Marx pensaba para el aparato de Estado a partir de la experiencia de la Comuna de París cuando aquel decía lo siguiente: “los trabajadores no pueden apropiarse del aparato del Estado burgués y usarlo al servicio del proletariado, no es posible, porque el aparato del Estado burgués nunca va a estar al servicio de los trabajadores. Entonces, se trata de destruir ese aparato de Estado y crear otro tipo de poder”.
Esa lógica tiene que ser aplicada también al aparato productivo: el cual tiene que ser, sino destruido, al menos radicalmente transformado. Este no puede ser simplemente apropiado por las clases subalternas, y puesto a trabajar a su servicio, pues necesita ser estructuralmente transformado. A manera de ejemplo, el sistema productivo capitalista funciona sobre la base de fuentes de energía fósiles, responsables del calentamiento global – el carbón y el petróleo – de modo que un proceso de transición al socialismo solo sería posible cuando se diera la sustitución de esas formas de energía por energías renovables: por ejemplo el agua, el viento y, sobretodo, la energía solar.
Por eso, el eco-socialismo implica una revolución del proceso de producción, de las fuentes energéticas. Es imposible separar la idea de socialismo, es decir de una nueva sociedad, de la idea de nuevas fuentes de energía, en particular del sol – algunos eco-socialistas hablan ya de un “comunismo solar”, pues entre el calor, la energía del Sol, el socialismo y el comunismo habría una especie de afinidad electiva.
Pero no basta tampoco transformar el aparato productivo y los modelos de propiedad, es necesario transformar también el patrón de consumo, todo el modo de vida en torno al consumo, que es el patrón de capitalismo basado en la producción masiva de objetos artificiales, inútiles, y peligrosos. Por eso se trata de crear un nuevo modo de consumo y un nuevo modo de vida, basado en la satisfacción de las verdaderas necesidades sociales, lo cual es algo completamente diferente de las presuntas y falsas necesidades producidas artificialmente por la publicidad capitalista. De ello se desprende pensar la revolución eco-socialista como una revolución de la vida cotidiana, como una revolución por la abolición de la cultura del dinero y de la mercancía impuesta por el capitalismo.
El eco-socialismo no es sólo la perspectiva de una nueva civilización, una civilización de la solidaridad- en el sentido profundo de la palabra, solidaridad entre los humanos, pero también con la naturaleza-, es también una estrategia de lucha, desde ya, aquí y ahora. No se trata de esperar hasta el día en que el mundo se transforme, sino a comenzar desde ya, ahora, a luchar por esos objetivos. Se trata de promover la convergencia, la articulación entre luchas sociales y luchas ecológicas, las cuales tienen el mismo enemigo: el sistema capitalista, las clases dominantes, el neo-liberalismo, las multinacionales, el FMI, la OMC. Los indígenas de América Latina, desde las comunidades andinas del Perú hasta las montañas de Chiapas, están en la primera línea de este combate en defensa de la Madre Tierra, de la Pachamama, en contra del sistema.
3. Noam Chomsky ha afirmado en años recientes que la crisis ecológica es más importante que la crisis económica 2/: ¿qué opina sobre esta frase?
¡Estoy enteramente de acuerdo con Noam Chomsky! La crisis económica es grave, porque le sirve a las clases dominantes, al capital financiero, para aplicar sus recetas neo-liberales, agravando el desempleo, destruyendo conquistas sociales, privatizando los servicios públicos, etc. Pero la crisis ecológica es algo mucho más importante, y mucho más peligroso porque amenaza las condiciones de vida de la humanidad en el planeta.
4. ¿A que se refiere cuando usted habla de un posible eco-suicidio planetario?
La civilización capitalista industrial moderna es un tren suicida que avanza, con una rapidez creciente, hacia un abismo: el cambio climático, el calentamiento global. Se trata de un proceso dramático que ya empezó, y que podrá llevar en las próximas décadas a una catástrofe ecológica sin precedente en la historia humana: elevación de la temperatura, desertificación de las tierras, desaparición del agua potable y de la mayoría de las especies vivas, multiplicación de los huracanes, elevación del nivel del mar -hasta que Londres, Ámsterdam, Venecia, Shanghái, Rio de Janeiro y las demás ciudades costeras queden bajo el agua. ¿A partir de un cierto nivel de elevación de la temperatura, será aún posible la vida humana en este planeta? Nadie puede contestar con seguridad esta pregunta.
5. ¿Es dicho eco-suicidio planetario una situación hipotética, o bien es una posibilidad concreta para las próximas décadas?
Los científicos, como James Hansen -durante muchos años el climatólogo da la NASA en Estados Unidos- nos explican que el cambio climático no se desarrollará en forma gradual, sino que con saltos cualitativos. A partir de un cierto nivel de calentamiento -2° centígrados más allá de las temperaturas pre-industriales- el proceso se tornará irreversible e imprevisible. Esto puede suceder en las próximas décadas, sobre todo si se confirman una serie de evidencias científicas recientes: derretimiento de los hielos de los polos con más rapidez de lo previsto; masivas emisiones de metano (un gas con mucho mayor efecto de invernadero que el CO2) por el derretimiento del permafrost en Siberia, Canadá, etc. Nadie puede prever cuando se dará el vuelco, y por lo tanto no tienen sentido las previsiones que se refieren al año 2100.
6. Una serie de científicos han comenzado a alertar sobre una gran crisis planetaria en el caso de que el calentamiento global supere los 2 grados centígrados, produciendo con ello un importante quiebre de los sistemas agrícolas. Ideas similares han venido siendo discutidas en el ámbito de los estudios energéticos, planteándose la posibilidad de una crisis estructural cercana del capitalismo como producto del agotamiento del petróleo y los combustibles fósiles (fenómeno denominado como Peak Oil) 3/. ¿Cómo se relacionaría la idea en torno al peligro de un eco-suicidio planetario con la posibilidad de un fenómeno de colapso capitalista, aquello como consecuencia del avance de la crisis ecológica en el futuro próximo?
En primer lugar: no tiene sentido discutir del Peak Oil como se hacía aún hace algunos años. El problema no es el agotamiento del petróleo, sino que hay demasiadas reservas de petróleo y carbón. Si se queman estas reservas fósiles, el calentamiento global será inevitable y catastrófico.
Ahora bien, la crisis ecológica, por sí misma, no lleva a un colapso del capitalismo. El capitalismo puede sobrevivir en las peores condiciones energéticas y agrícolas. No hay ningún mecanismo automático que lleve a un colapso capitalista. Habrá crisis terribles, pero el sistema encontrará alguna salida, en forma de guerras, dictaduras, movimientos fascistas, etc. Así fue en los años 1930 y así puede pasar en el futuro. Como decía Walter Benjamin: “el capitalismo nunca va morir de muerte natural”. Si queremos poner un fin al sistema capitalista, esto solo será posible por un proceso revolucionario, una acción histórica colectiva anticapitalista. El capitalismo solo desaparecerá cuando sus víctimas se levanten en contra de él, y lo supriman.
7. Marx afirmó en el “Manifiesto Comunista” que la historia de la humanidad ha sido hasta hoy la historia de la lucha de clases, y que esta lucha terminó siempre en la victoria de una clase sobre otra… o bien “en la destrucción de las dos clases en conflicto”. En nuestros días, más de siglo y medio después de aquella afirmación, un equipo de investigadores financiados parcialmente por la NASA ha hecho público un estudio en el cual se sugiere, entre otras cosas, que la combinación de los efectos del cambio climático y los niveles de concentración extrema de riquezas, así como también de una futura escasez de recursos a nivel mundial, estarían a punto de producir el derrumbe de la civilización contemporánea 4/.¿Podríamos decir hoy que la sincronización entre la crisis ecológica, económica y social constituiría la materialización histórica de aquella posibilidad prevista por Marx en torno a una posible autodestrucción de las clases fundamentales del capitalismo?
Creo que se tratan de realidades distintas. La concentración extrema de riquezas no conduce a la “destrucción de las dos clases en lucha”: es sencillamente la victoria de una de las clases, la burguesía financiera parasitaria, en contra de las clases subalternas...
Ahora bien, la crisis ecológica si puede tener como resultado el derrumbe de la civilización actual, y la autodestrucción de las clases de la sociedad moderna, según la previsión de Marx. Si se permite al capitalismo destruir al planeta, todos los seres humanos serán víctimas. Pero la mentalidad de los capitalistas, en particular la oligarquía fósil -los intereses de la industria del carbón, del petróleo y sus asociados de la electricidad, del transporte, de la industria química, etc.- podría ser resumida con la famosa frase del rey francés Luis XIV: “Después de mí, que venga el diluvio”.
8. Durante las primeras décadas del siglo XX, algunas importantes figuras del Marxismo tales como Lenin, Trotsky o Gramsci, debieron enfrentar los horrores de las Guerras Mundiales y el Fascismo. En nuestro caso, en cambio, pareciera que tenemos ante nosotros un horizonte destructivo muy superior al que dichos revolucionarios podrían haber siquiera imaginado. Un ejemplo de esto puede graficarse en los efectos híper-catastróficos que podría llegar a tener pronto el cambio climático, así como también en el comienzo de lo que algunos importantes referentes científicos han denominado como la VI Extinción Masiva de la Vida Terrestre. Otra denominación en boga de este fenómeno es la de Antropoceno y su posible relación con un fenómeno de extinción inminente de la propia especie humana 5/. ¿Es correcto para usted afirmar que nos encontraríamos a las puertas de un salto destructivo inédito de la dinámica capitalista?
Hay un consenso creciente entre los científicos en torno a que hemos entrado en una nueva era geológica, el Antropoceno, una era en la cual la acción humana -de hecho, la civilización capitalista industrial moderna- determina los equilibrios del planeta, para empezar el clima. Una de las características del Antropoceno es el proceso de la VI Extinción Masiva de las Especies Terrestres, que ya empezó.
La elevación de la temperatura global encima de 2° centígrados tendrá sin dudas efectos “híper-catastróficos”, que no se pueden comparar con otros eventos históricos (guerras, etc.), sino sólo con eventos de otras eras geológicas cuando, por ejemplo, la mayoría de las costas de los continentes actuales estaba bajo el mar.
No creo que se pueda afirmar que la extinción de la especie humana sea “inminente”. Es un peligro real, una amenaza, pero en las próximas décadas.
9. Hace más de un siglo Rosa Luxemburgo lanzó una de las tal vez más oscuras advertencias de la tradición marxista: esto es, su famosa frase de “Socialismo o Barbarie”. En el caso de Walter Benjamin es igualmente conocida su advertencia en torno a la necesidad de “cortar la mecha antes de que la chispa llegue a la dinamita”, esto haciendo alusión a la posibilidad de un “fin catastrófico” (negativo) del desarrollo capitalista. Hoy, cuando ha pasado más de un siglo en el cual el capitalismo ha seguido imponiendo su voluntad a costa de la humanidad completa… ¿es posible decir que la barbarie ha triunfado… o bien que se encontraría cerca de hacerlo?
La barbarie no ha triunfado aún. Tampoco sabemos si se encuentra cerca de hacerlo. Todo depende de la capacidad de resistencia de las víctimas del sistema: es decir, también, de nosotros. El fatalismo es un error político. Como decía Gramsci, necesitamos el pesimismo de la razón y el optimismo de la voluntad.
10. En décadas recientes, algunas de las ideas-fuerza más importantes que la intelectualidad capitalista integró en su programa ideológico fueron aquellas alrededor de los conceptos de “fin de la historia”, “fin de la lucha de clases” y “fin de la clase obrera”. Dejando a un lado el evidente triunfalismo capitalista que acompañó el desarrollo de dichas ideas durante los 80’s y 90’s… ¿pueden considerarse hoy dichos conceptos, de cara al posible eco-suicidio planetario que podría traer consigo la crisis ecológica, como verdaderas “intuiciones teóricas”(inconscientes) de la clase capitalista respecto a la dinámica auto-destructiva (terminal) que se abría con el ciclo neoliberal? ¿Es el peligro del “fin de la historia” hoy un peligro real?
El posible eco-suicidio planetario es un peligro real, pero nada tiene que ver con los discursos ideológicos del “fin de la historia” o de la lucha de clases, que proclamaban la eternidad del capitalismo neo-liberal. Al revés, la lucha de clases es el método para poner un fin a la dinámica auto-destructiva del capital.
11. ¿Cómo podemos pensar esta situación desde el Marxismo y prepararnos para un escenario de crisis con una magnitud posiblemente muy superior a la que enfrentó el campo de las luchas sociales en los últimos siglos?
El Marxismo nos permite entender la naturaleza destructiva del capitalismo, su tendencia inexorable a la expansión perpetua, y por tanto su contradicción con los límites naturales del planeta. El Marxismo nos permite ubicar en las víctimas del sistema, en las clases y grupos oprimidos y explotados el sujeto posible de una transformación anticapitalista. Finalmente, el Marxismo nos propone, con el programa socialista, los fundamentos de una alternativa radical al sistema. Pero, sin dudas, como hemos planteado más arriba, necesitamos una reformulación eco-socialista de las concepciones marxistas.
12. ¿Es la Revolución Social y una política anti-capitalista que se plantee la expropiación de la burguesía y la toma del poder de los trabajadores un paso necesario ya sea para frenar el desastre que se avecina, o bien para prepararnos para resistir el colapso?
Frenar el desastre es una tarea inmediata. Cada cañería de petróleo que se interrumpe, cada central eléctrica de carbón que se cierra, cada bosque que se protege contra la voracidad destructora del capital, frena el desastre. Pero sólo se podrá impedir el derrumbe de la civilización humana destruyendo al sistema con una Revolución Socio-ecológica.
13. ¿Es necesario adaptar el programa y la política de la Revolución Socialista de cara a los nuevos peligros que supone la combinación entre crisis ecológica, económica y social durante el presente siglo? ¿Qué elementos nos entrega el Manifiesto Eco-Socialista para esta tarea?
El “Manifiesto Eco-Socialista” no tiene la respuesta a todos estos interrogantes. Sencillamente plantea que el socialismo del siglo XXI tiene que ser un socialismo ecológico, y vice-versa: de poco nos sirve una ecología que no sea socialista. Su principal tesis es que el sistema capitalista es incompatible con la preservación de la vida en nuestro planeta. El programa socialista tiene que transformarse en programa eco-socialista, integrando de manera mucho mas central la cuestión de la relación con la naturaleza que en la tradición socialista o comunista del siglo XX.
14. Uno de los principios fundamentales del Marxismo Revolucionario ha sido el de defender el rol de la clase obrera como sujeto social de la Revolución Socialista. Ahora bien, si consideramos que un posible colapso civilizatorio inminente se asociaría al derrumbe de la sociedad industrial y, por ende, a la desintegración del propio sujeto obrero en vastas regiones del planeta… ¿es posible seguir defendiendo la centralidad del movimiento obrero en la lucha de clases y el proyecto socialista?
La combinación de las crisis “tradicionales” del capitalismo y la crisis ecológica crea las condiciones para una amplia alianza de fuerzas sociales en contra del sistema. Potencialmente, como lo planteaba “Occupy Wall Street”, los 99% que no tienen un interés fundamental en la mantención del sistema, son actores posibles para su superación. De hecho, desde la Conferencia Intergaláctica de los Zapatistas en Chiapas en 1996, y los eventos de Seattle en 1999, hasta los movimientos recientes de Indignados, vemos los primeros elementos de esta coalición anti-sistémica. Participan en ella sindicalistas, ecologistas, movimientos indígenas, campesinos, movimientos de mujeres, asociaciones cristianas, corrientes revolucionarias, movimientos de la juventud, grupos de vecinos, militantes socialistas, comunistas y anarquistas. Hoy en día en América Latina las comunidades indígenas y campesinas están en la vanguardia de las luchas socio-ecológicas, anti-neo-liberales, anti-imperialistas y anti-capitalistas. Pero en último análisis, la principal fuerza de esta coalición son los trabajadores, en el sentido amplio: los que viven de la venta de su fuerza de trabajo, o de su proprio trabajo individual o comunitario. Esta amplia clase de trabajadores, que no debe ser confundida solamente con los obreros industriales, constituye la mayoría de la población, y sin su acción colectiva ninguna revolución será posible.
15. Otro de los principios tradicionales del Marxismo durante el siglo XX fue el de defender la necesidad del control obrero de la producción, la planificación mundial de la economía y la distribución socialista de las riquezas como vías posibles para satisfacer, entre otras cosas, las necesidades materiales del conjunto de la humanidad. Ahora bien, si consideramos que la crisis ecológica que se avecina (y el tipo de quiebre alimentario global que aquella traerá consigo) podría implicar que incluso dichas medidas sean ya insuficientes (ineficaces) para dar respuesta a las necesidades de la población mundial, esto debido a la propia gravedad de la crisis que se avecina y a la inexistencia de tecnologías capaces de asegurar una adecuada producción agrícola ante un escenario de cambio climático híper-catastrófico…¿Qué hacer? ¿Cómo resolver esta aparente paradoja en la cual un sector de la humanidad pareciera estar ya perdida (muerta) para el proyecto socialista? Más todavía… ¿es posible resolverla?
Creo que es prematuro discutir de qué hacer cuando el calentamiento global supere a los 2° centígrados... Nuestra tarea en las próximas décadas es tratar de impedir esto, promoviendo las luchas socio-ecológicas, las varias resistencias anticapitalistas y la consciencia ecosocialista. El objetivo es la abolición del capitalismo, la planificación ecosocialista - en escala local, nacional, continental, y, en algún momento, mundial- la distribución de la riqueza y el control democrático (no sólo “obrero”) de la población sobre la producción y el consumo.
Por supuesto, es posible que seamos derrotados, y que la humanidad sea llevada por el capitalismo a una catástrofe. Pero en el momento histórico actual, tenemos que llevar adelante, con todas nuestras fuerzas, este decisivo combate para evitar el desastre.
16. Teniendo en cuenta la gravedad de las amenazas implicadas en la crisis ecológica actual… ¿por qué aquellas han sido tan escasamente tratadas en el ámbito de las organizaciones de la izquierda? ¿Es necesario discutir estas amenazas: por ejemplo la pronta agudización del problema alimentario mundial y de la escasez de agua, el posible quiebre de las cadenas productivas de recursos básicos, el desarrollo de eco-guerras imperialistas, o bien la propia posibilidad del colapso del capitalismo y la civilización, tomándolos como nuevos problemas estratégicos fundamentales de la teoría y la practica marxista del siglo XXI?
Hay varias explicaciones posibles para el retraso en la toma de consciencia ecológica de la izquierda:
1) El dogmatismo, la repetición de lo tradicional, la resistencia a aceptar cambios en la teoría y la práctica.
2) El economicismo, la reducción de la política a intereses corporativos inmediatos: por ejemplo “salvar el empleo”, esto sin cuestionar las consecuencias humanas, sociales o ecológicas de estos “empleos”.
3) La influencia de la ideología burguesa del “progreso”, identificado con la expansión, el “crecimiento” de la economía, la producción de más y más mercancías, y el consumismo.
4) El carácter futuro de las amenazas ecológicas -colapso de la civilización- en comparación con los problemas económicos inmediatos: la crisis, el desempleo, etc.
17. En el caso de la izquierda anti-capitalista chilena y argentina (por ejemplo en el ámbito trotskista, anarquista, guevarista o indigenista) ninguna organización ha integrado hasta ahora estas discusiones en los respectivos debates teóricos y estratégicos centrales de sus corrientes, así como tampoco al nivel de sus programas, análisis de la realidad internacional, políticas de acción, tácticas de intervención, etc. Una muestra de aquello son en Chile los grupos anarquistas que toman como referente a la ex presidente de la FECH Melissa Sepúlveda, o bien el caso del PTR y su dirigente Bárbara Brito a nivel estudiantil. Otro ejemplo lo constituye el PTS argentino y su órgano La Izquierda Diario. ¿Qué llamado podría hacer a las organizaciones de izquierda y a los movimientos sociales en América Latina para comenzar a debatir estos problemas con la importancia que merecen?
En varios países del mundo -en Europa, Estados Unidos, América Latina- vemos cada vez más sectores de la izquierda anticapitalista que se definen como ecosocialistas. Es lo que ha pasado, ya hace varios años, con la Cuarta Internacional. En Estados Unidos existe una importante corriente ecosocialista que se manifiesta en revistas marxistas como “Monthly Review”, “Capitalism, Nature and Socialism”, “Against the Current”, etc. Hay que mencionar también la ecología social de sensibilidad anarquista, fundada por Murray Bookchin, que es bastante cercana al ecosocialismo. Uno de los grandes pensadores del indigenismo en América Latina, Hugo Blanco, proclama que las comunidades indígenas ya practicaban el ecosocialismo hace siglos. Podríamos dar varios otros ejemplos.
Pero sin duda muchos grupos de la izquierda anticapitalista están lejos aún de haber integrado, de manera decisiva, la cuestión ecológica en su concepción del socialismo y de la revolución. Es nuestra tarea convencerlos, pacientemente, en una discusión fraternal. Pero quizás más que nuestros argumentos, serán los hechos, cada vez más graves en los próximos años, los que harán cambiar sus ideas.
Miguel Fuentes, Lic. en Arqueología, Historiador e Investigador de Doctorado en el Instituto de Arqueología del University College London (Reino Unido). Coordinador de la Pagina Grupo de Seguimiento de la Crisis Climática Mundial

divendres, 5 de maig del 2017

DEBAT: Ros, Martínez Alier, Wagensberg i Pigem || La visió ecologista sobre el futur de Catalunya


“La visió ecologista sobre el futur de Catalunya”. 9 de maig, 19h.


Institut d’Estudis Catalans (IEC). Sala Pere Coromines. Carrer del Carme, 47 Barcelona

Inscripció gratuïta a cepa@cepa.cat


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dimarts, 2 de maig del 2017

Rubén Juste: "La democràcia s'ha construït sobre el poder econòmic"

Article publicat al diari Ara
Escriptor i doctor en sociologia, l’any 2011 va començar la tesi doctoral sobre la història i les portes giratòries de l’Íbex-35, ara convertida en llibre, després d’una feinada ingent. Fins al 2003, les empreses del selectiu no publicaven qui formava part dels seus consells d’administració
GEORGINA FERRI Barcelona
Rubén Juste

 Rubén Juste / RUTH MARIGOT MURILLO 
 

Rubén Juste (Toledo, 1985) és doctor en sociologia per la Universidad Complutense de Madrid. Publica Ibex 35, una historia herética del poder en España (Capitán Swing Libros), en què repassa la història del mercat de valors espanyol des de la seva creació l’any 1992 a mans del ministre socialista Carlos Solchaga fins a l’actualitat. Assegura que el poder a Espanya són les relacions singulars entre partits polítics, funcionaris i grans famílies adinerades.
Què en sabem de l’Íbex-35?
No gaire. El passat mes de març l’Associació de Periodistes d’Informació Econòmica (APIE) va demanar més transparència a l’Íbex-35, poder reunir-se una vegada a l’any amb els presidents de les empreses i que oferissin resultats detallats sobre aquestes empreses. Això denota que en aquest país, durant molt de temps, se’ls ha permès avançar a la seva sort i sense fiscalització.
Per què en sabem tan poc?
Per dos motius: perquè l’Íbex-35 neix de l’Estat i perquè està molt associat a grups de poder mediàtic, que tenen accionistes creuats entre si. És el cas, per exemple, de Prisa, Atresmedia i Mediaset.
Vostè diu en el llibre que el valor en borsa de les 35 empreses que formen l’Íbex equival al 50% del PIB espanyol...
Sí, la caiguda d’aquestes empreses podria influir en el conjunt de l’economia espanyola. Són massa grans per caure.
Explica en el llibre casos de portes giratòries amb exministres dels diferents governs...
El 2010, l’any de grans retallades, es va produir el gran transvasament de la cúpula dels dos grans partits, del PSOE i del PP, cap a l’Íbex-35, però de casos n’hi ha des de l’inici, és pràcticament un sistema.
Qui controla a qui?
La història tradicional de l’empresa espanyola -sobretot de la gran empresa- està molt lligada a l’Estat. L’exemple clar és Abengoa, de la família Benjumea. Quan neix Felipe Benjumea, expresident de la companyia, el seu tiet és governador del Banc d’Espanya, l’altre tiet havia sigut ministre d’Hisenda durant la dictadura de Primo de Rivera... Igual que manen en una empresa, manen a l’Estat. Un altre exemple és Villar Mir, que va ser vicepresident del govern franquista.
Vostè explica que des del 83 fins al 96 es van portar a terme 7,4 privatitzacions d’empreses a l’any. ¿Això explica la relació entre poder polític i econòmic?
El PSOE va heretar el model de la dictadura d’excessiva concentració de poder en poques mans, sense cap control públic. Quan fan la reconversió industrial, no la fan tenint en compte els interessos generals, sinó atenent als interessos de les grans famílies amb les quals un sector tenia moltes relacions.
¿Cada president del govern ha deixat la seva empremta a l’Íbex?
Sí, l’època de Felipe González reflecteix que la democràcia es va construir sobre les grans empreses, i això condiciona l’esdevenir democràtic i polític: a la vegada que l’Estat s’estava consolidant com un estat postindustrial, s’estaven consolidant les grans empreses perquè no existien. A l’Íbex avui encara perduren aquelles elits del PSOE, de fet, és el grup més nombrós.
I Aznar?
Aznar sabia que l’Estat era del Partit Socialista, les grans famílies que a través dels economistes i dels advocats de l’Estat mantenen una quota fixa. Alguns càrrecs en l’alta administració s’hereten de pares a fills. Va voler-ho canviar donant més poder a les grans constructores i posant presidents al seu gust, mentre privatitzava empreses. Va posar-hi amics: Juan Villalonga, Miguel Blesa, César Alierta, Alfonso Cortina...
Vostè diu en el llibre que hi va haver dues fases: “Una primera amb nomenaments d’amics afins en posicions estratègiques; la segona aglutinant a través de les caixes d’estalvis participacions a l’Íbex”...
Sí, en una primera fase pacta amb la burgesia catalana i basca, tant la investidura com el repartiment d’empreses públiques privatitzades; després de la majoria absoluta del 2000, comença el seu periple amb Blesa i les caixes d’estalvis aliades, que sustentaran el projecte de l’Íbex-35 del totxo. És l’època en què es passa de 20 grans constructors a 6, fusions i absorcions que es produeixen en molts casos amb crèdits de les caixes d’estalvis. Passa a ser més important Florentino Pérez que César Alierta. Eren amics molt generosos amb el PP, i el PP sabia recompensar-los.
En el llibre també es parla del “capitalisme de la casa Aznar, basat en la centralització al voltant de Génova”... Com s’articula?
Si s’analitzen les conclusions del congrés fundacional del PP del 1989, no sorprèn que el PP hagi arribat fins a aquest punt. D’allà va sorgir el nucli polític que avui està sota sospita i estan gairebé tots imputats. A més, es va donar plens poders per intervenir en les eleccions de tot el territori a tres persones del partit: el president, el secretari general i el tresorer. Era un indicador de la centralització de tot el projecte. Res es feia sense el consentiment d’aquestes persones. Potser per això no es va estirar del fil del cas de finançament il·legal del PP en els anys 90 (cas Naseiro) i potser per això tampoc s’estira del fil en el cas Gürtel.
Quin era el paper de Miguel Blesa?
Miguel Blesa era la peça fonamental. Era el cap de la màquina de fer diners que permetia que els amics d’Aznar es poguessin expandir, comprant altres empreses. Era el respirador artificial del PP, va estar en totes les operacions en què el requeria Aznar, ajudant en els fronts que s’obrien. Caja Madrid era una caixa solvent. Aznar i Blesa en van fer un feu per expandir-se arreu del poder econòmic. Això va suposar, per exemple, que el 2010 Caja Madrid fos l’accionista més important de l’Íbex-35, just abans de ser rescatada per l’Estat.
Per què es va donar tant de poder a les constructores?
Les constructores eren necessàries per substituir el vell estat industrial. Álvarez-Cascos va ser el Solchaga del PP, el cervell del nou marc econòmic d’Espanya, molt dependent del sector de la construcció. Les constructores van saber respondre a aquesta confiança finançant el PP. Després molts dels membres del partit han acabat treballant en aquestes empreses, és el cas, per exemple, de l’exministre d’Indústria d’Aznar Josep Piqué, que va ser conseller delegat d’OHL.
Quina empremta ha deixat Rajoy a l’Íbex-35?
Amb Guindos troba una altra manera de relacionar-se amb el poder econòmic: l’estranger. Amb el rescat bancari i la supervisió per part del Banc Central Europeu del sistema financer, acabem sent tutelats i això suposa que les grans famílies ja no tenen el poder fonamental per decidir quines polítiques es faran, sinó que depenen de centres de decisió que estan a l’estranger.
Així, Rajoy derrota el sistema?
Sense voler-ho, perquè no crec ni que fos buscat per ell. Derrota l’entramat tradicional que unia les grans famílies amb el poder polític que havien propiciat Aznar i González. Sense voler-ho acaba amb tot això i s’obren tota una sèrie de canals d’informació que permeten que, per exemple, ara mateix estiguem parlant d’aquests casos de corrupció.
Qui ho havia intentat abans va ser Mario Conde, que diu en el llibre que va voler combatre el sistema...
Sí, ell volia acabar amb aquesta relació de dependència entre l’Estat i el poder financer i que hi hagués un poder desagregat de les famílies.
Però no ho va aconseguir?
No, va acabar a la presó. És la història del poder econòmic a Espanya. Tothom fa el mateix, és a dir, finança polítics, paga quotes, però només alguns sobreviuen.
¿Ell no va sobreviure perquè no formava part d’aquestes famílies adinerades?
Esclar, la història del cognom és molt important. El seu cognom no tenia història i això el feia temible en aquest grup. Ell era un advocat de l’Estat, però no deixava de ser algú de Tuy (Pontevedra) que, a més, es creia millor que els altres. Aquestes famílies estan acostumades a manejar el país i això els fa tenir uns llaços molt comuns entre ells i tenen una visió a llarg termini. Ells no són aquí per passar cinc anys i enriquir-se, són aquí per mantenir-s’hi en el temps.
D’altres sobreviuen?
En qualsevol altre país molts empresaris de l’Íbex-35 haurien passat pels jutjats. Des de Villar Mir a Florentino Pérez, presidents de grans empreses que sempre estan orbitant al voltant de grans casos de corrupció però que mai acaben de donar comptes ni d’asseure’s al banc dels acusats.
Per què?
Per la seva capacitat d’influència a l’Estat... Això és el que fa singular el nostre poder econòmic. No ret comptes davant la població ni davant la justícia. La construcció de la democràcia es va fer sobre el poder econòmic.